El cobre cerró estable el jueves, debido a que el compromiso de la Reserva Federal de seguir estimulando el crecimiento económico y mejoras en datos de los principales consumidores de metales, China y Estados Unidos, fueron contrarrestados por el avance del dólar.
El cobre en la Bolsa de Metales de Londres cerró en 7,815 dólares la tonelada, frente al cierre de 7,817 dólares del miércoles.
Los precios cayeron a su menor nivel desde inicios de septiembre a 7,788.75 dólares, y se encaminó a un retroceso del 2% en la semana, su tercera baja semanal consecutiva.
Impulsando al mercado, el banco central de Estados Unidos no hizo cambios el miércoles a su plan para comprar 40,000 millones de dólares en deuda hipotecaria al mes para mantener bajas las tasas de interés y alentar una mayor recuperación económica.
Datos el jueves mostraron que la cantidad de estadounidenses que pidió subsidio por desempleo bajó en la última semana, en una nueva señal de que el mercado laboral está recuperándose tras registrar fuertes fluctuaciones a comienzos de este mes.
Aparte un indicador de la inversión empresarial en Estados Unidos se mantuvo estable en septiembre reflejando que la incertidumbre está pesando sobre las compañías, aunque las nuevas órdenes de bienes duraderos mostraron un alza en el mes.
En tanto, un índice sobre las ventas pendientes de casas usadas en Estados Unidos subió menos de lo esperado en septiembre, aunque siguió apuntando a una mejora en el tono del mercado inmobiliario, mostró el jueves un informe.
Pero el avance del lingote fue contrarrestado por la fortaleza del dólar, que encarece el valor de las materias primas para los tenedores de otras divisas. También ayudaban al mercado los datos que mostraron el miércoles que las condiciones habían mejorado un poco para los fabricantes estadounidenses y chinos.
Sin embargo, preocupaciones por la débil demanda de metales industriales en China y la incertidumbre sobre el panorama del año próximo limitaban el avance. La crisis de deuda de la zona euro continuaba frenando el crecimiento económico en la zona, debilitando la confianza en los mercados de metales.