(Bloomberg) Los inversores chinos en infraestructura han tenido dos semanas difíciles, ya que se desecharon por lo menos US$15.000 millones de posibles transacciones en energía nuclear y distribución de electricidad.
El Reino Unido y Australia se negaron a aprobar inversiones en las que empresas estatales chinas estaban dispuestas a aportar financiamiento muy necesario. En ambos casos, los programas de electricidad a largo plazo fueron suspendidos en las últimas etapas, lo que sorprendió a los participantes. Los británicos estaban listos para sumarse a una ceremonia de rubricación cuando se realizó el anuncio.
“Conforme las políticas diplomáticas chinas se vuelven más y más asertivas, se observa una tendencia a que estos países refuercen la investigación de antecedentes de las inversiones chinas”, dijo Tao Jingzhou, socio gerente de Dechert LLP en Pekín. “Hay un cambio de actitud”.
Las firmas chinas, que se han lanzado a una serie récord de inversiones en el extranjero, están comprando empresas eléctricas extranjeras al ritmo más veloz en ocho años, de acuerdo con los datos que reunió Bloomberg. Las operaciones de infraestructura, en particular, van a ser analizadas más minuciosamente por gobiernos que dudan de dar acceso a China a las redes fundamental de sus países.
El gobierno de la primera ministra británica Theresa May está reevaluando un plan para construir la primera central de energía nuclear del país en más de veinte años. China General Nuclear Power Corp. había acordado pagar aproximadamente un tercio del proyecto de 18.000 millones de libras (US$23.400 millones), que se estaba gestando desde hace años. El gobierno de May dijo el mes pasado que quería más tiempo para estudiar la operación.
Uno de los asesores de May, Nick Timothy, advirtió el año pasado que la participación de China en proyectos nucleares podría permitirle “interrumpir la producción de energía de Gran Bretaña a voluntad”.
‘Mensaje difícil’
El jueves, menos de dos semanas después de la decisión británica, el Tesorero de Australia Scott Morrison dijo que la venta propuesta de la red eléctrica Ausgrid podía poner en peligro la seguridad nacional.
State Grid Corp. of China, empresa del Estado, competía con el multimillonario de Hong Kong Li Ka-shing por el control en una operación por valor de más de 10.000 millones de dólares australianos (US$7.700 millones), dijeron antes personas con conocimiento del tema. Ambas firmas habían presentado ofertas vinculantes.
“Cuanto más asertiva sea la política exterior de un país, más difícil será para socios como Australia aceptar la inversión extranjera”, dijo Peter Jennings, director ejecutivo del Instituto Australiano de Política Estratégica. “Es un mensaje difícil de recibir para China, pero uno necesario”.
Sin embargo, las perspectivas para los inversores chinos en infraestructura difieren en algunos países en desarrollo. State Grid, que distribuye electricidad a 1.100 millones de personas, sigue adelante con la adquisición de una participación de US$1.800 millones en el distribuidor de energía de Brasil CPFL Energia SA.
En enero, China Three Gorges Corp. se convirtió en el segundo mayor generador privado de energía del país sudamericano después de invertir unos US$3.700 millones para que se le adjudicaran concesiones para operar plantas hidroeléctricas.
Sin embargo, la decisión de Ausgrid no será la última que afecte a los inversores chinos, dijo Su Hao, a profesor de diplomacia de la Universidad de Asuntos Exteriores de China.
“El resto del mundo tardará mucho tiempo en acostumbrarse al ascenso de China, tanto en lo económico como en lo geopolítico”, señaló.