(Bloomberg).- Las crecientes preocupaciones por el futuro de las reservas de cobre llevan a los inversionistas y financistas a preguntarse cada vez más de dónde vendrá la próxima ola de crecimiento en la industria, y quién la financiará.
En tanto los grandes de la industria global del cobre se reúnen en Santiago, Chile, para su conferencia anual, la Semana Cesco, el salto del 20% en los precios desde el evento del año pasado brinda un telón de fondo alegre a las discusiones. Pero no habrá ninguna frivolidad en lo que se refiere a las crecientes amenazas que enfrentan los productores.
En todo el sector, las compañías mineras están soportando una disminución de la productividad, un deterioro de la calidad del mineral y limitaciones en materia de electricidad y agua, además de miedos al nacionalismo y a conflictos laborales.
En conjunto, estas cuestiones están ayudando a crear un entorno que está listo para una nueva ronda de inversión en tanto Citigroup Inc. pronostica que el suministro minero global se contraerá este año por primera vez en más de una década.
“Con un crecimiento modesto continuo de la demanda, puede llegar a darse un déficit sustancial del suministro a principios de la próxima década”, dirá este martes en la conferencia Arnaud Soirat, responsable de la división cobre en Grupo Rio Tinto, según una copia de su discurso. “Esto podría resultar en precios más altos, alentando reanudaciones del suministro de minas de mayor costo e incentivando la capacidad de nuevos proyectos”.
Si bien el cobre se sigue negociando un 40% por debajo de su récord del 2011 de poco más de US$ 10,000 la tonelada métrica en la Bolsa de Metales de Londres, su repunte desde el mínimo del año pasado apenas por sobre US$ 4,300 ha aumentado el optimismo de que tal vez se avecine un déficit sostenido. El precio subió 5.5% en los tres meses hasta finales de marzo para un tercer aumento trimestral, y se negociaba a US$ 5,839 este lunes.
El cobre “se recuperó un poco, pero en comparación con su máximo, en comparación con la oferta y la demanda, creemos que el precio del cobre debe ser más alto”, dijo David Herro, director de inversiones de Harris Associates, que tiene 3.5% de la compañía minera Glencore Plc, en una entrevista con Bloomberg Television el viernes en Londres.
Las dos minas de cobre más grandes del mundo, Escondida en Chile y Grasberg en Indonesia, han enfrentado problemas particulares que obstaculizaron seriamente la producción este año.
Chile, el país que más produce, vio caer la producción 17% en febrero hasta el mínimo en seis años como consecuencia de una huelga de 44 días en Escondida. Una huelga de tres semanas en la mina de cobre más grande de Perú el mes pasado, además de las inundaciones en el país, también han obstaculizado la producción en el segundo mayor productor mundial.
Alrededor de 800,000 toneladas de suministro anual fueron eliminadas del mercado de 23 millones de toneladas en los últimos 18 meses debido a reducciones relacionadas con los precios, según Soirat, de Rio, quien prevé un pequeño déficit para este año.
En vista de las pocas minas nuevas que se pondrán en marcha en los próximos tres a cinco años y los cierres previstos de operaciones existentes, el suministro del metal utilizado en tuberías y alambres podría alcanzar un pico antes del final de la década, dijo.
“Cuando hay un mercado donde la demanda y la oferta están tan equilibradas, cualquier alteración influye en el precio”, dijo en una entrevista Sergio Hernández, vicepresidente ejecutivo del organismo chileno del cobre, Cochilco. “En tanto el precio a largo plazo suba levemente, pensamos que habrá más inversión en exploración y nuevos proyectos”.