Prudencia financiera, ¿debo endeudarme o no?

El gerente Senior de Consultoría de PwC, Renzo Berrocal, explica cuál es el nivel de apalancamiento financiero óptimo en una empresa, en la actual coyuntura de inestabilidad.

La consultora PwC explica que el nivel de apalancamiento financiero óptimo en una empresa es una de las variables de gestión más importantes debido, principalmente, a su impacto en los costos fijos asociados al servicio de deuda.

Pero según detalla el gerente Senior de Consultoría de PwC, Renzo Berrocal, también por su influencia sobre la tasa de descuento ponderada del negocio, a la versatilidad para crecer rápidamente sin recurrir a aportes adicionales de los accionistas, y a la flexibilización que nos permite para el manejo de los flujos de caja operativos de la empresa.

“Como en la mayor parte de los retos de gestión, no es solamente importante conocer los beneficios de una herramienta, sino también los posibles reveses que puede generar ante condiciones no esperadas en las variables exógenas clave como volumen de ventas, precio de mercado, evolución de tasas de interés, evolución de monedas asociadas al negocio o endeudamiento”, detalla.

El grado de apalancamiento operativo y financiero de una empresa se relaciona directamente con la importancia del nivel de equilibrio del negocio; por ello, según Berrocal, es importante identificar cuándo es una decisión adecuada el tomar fondos de terceros en comparación con fondos adicionales de los accionistas.

Si bien el análisis es fundamentalmente numérico, existen variables de mercado (precio y volumen) que intervienen en este proceso. Entonces, el analista de PwC sostiene que la decisión número uno es si endeudarse o no.
“Si puedo obtener mayor rendimiento con las actividades del negocio que con el rendimiento que me exige un prestamista, la respuesta es que debo endeudarme y seguir creciendo”, anota.

Este análisis, en el sentido más sencillo, se debe realizar, agrega Berrocal, en base a aspectos tributarios, a la capacidad de mantener la rentabilidad del negocio a lo largo de los años, y crecerá un crecimiento sin un cambio en la estructura del negocio actual.

Pero en buena cuenta pasa por definir si es que los recursos del accionista tienen un mayor costo de oportunidad que la tasa de interés vigente de la deuda. “La dificultad está en definir si esta variable debe ser un promedio de este año de los últimos periodos o, más aún, si debe ser una proyección”.

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