Muchos brasileños expresaron su desaprobación en internet tras la divulgación de un video que mostraba a cuatro agentes de seguridad cuando rodean a un hombre que portaba un cartel que decía “¡Temer fuera!”.

La inseguridad ciudadana, los problemas en la infraestructura, los traumatismos en la movilidad y el aumento en los precios de los productos empiezan a empañar el certamen deportivo más popular del mundo.

La huelga es parte de una ola de protestas previas al Mundial, percibido por muchos en Brasil como un derroche de dinero que el país necesita para mejorar sus servicios públicos.

Ante la inoperatividad del tren por segundo día consecutivo, millones de personas se movilizaron en autos y causaron un ‘infierno de tráfico’ en la ciudad brasileña.

Miles de pasajeros se quedaron sin transporte y regresaron a sus casas pues no podían ir a trabajar. La estación perjudicada será utilizada por aficionados para ver Brasil-Croacia, el partido inaugural en el estado Arena Corinthians.

El guión era simple: organizar el Mundial de fútbol, ganarlo por sexta vez y mantenerse otros cuatro años en el poder. ¿Lo logrará esta vez la mandataria Rousseff?

El gobierno brasileño preparó a 157,000 efectivos, entre soldados y polícias, para su Plan de Seguridad. En cada una de las ciudades del torneo habrá un cuartel general que coordinará las acciones de los distintos agentes de seguridad.

Integrantes del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo salieron a las calles de Río de Janeiro y Sao Paulo en rechazo a Brasil 2014. Huelga de policías también generó problemas: en Recife se registraron saqueos.

Su presidente, Joseph Blatter, confía en que las protestas vistas en la Copa Confederaciones no se repitan durante la Copa del Mundo. En septiembre se reunirá con Dilma Rouseff para tratar estos temas relacionados al Mundial.

La mandataria calificó los rumores de cambios ministeriales como “especulaciones sin fundamentos”. Asegura que el Gobierno, en todos los niveles, tiene un plan para abordar los reclamos de las manifestaciones.

Brasil se coronó por cuarta vez campeón de Copa Confederaciones. Sin embargo, continúa el descontento de la población frente a la mala calidad de los servicios públicos y la creciente inflación.

Protestas cotinúan mientras la selección de Brasil y España juegan la final de la Copa Confederaciones. El Gobierno brasileño anunció hoy que haría recortes o elevaría impuestos para compensar gasto tras manifestaciones.

La presidenta cayó 27 puntos a 30% de popularidad. Se trata del peor declive que haya sufrido la aprobación de un presidente desde 1990, según la encuestadora Datafolha. Además, el 81% de brasileros apoya las protestas.

La mandataria brasileña se reunió con alcaldes y gobernadores, a quienes también les habló de endurecer el combate a la corrupción y contratar médicos extranjeros para mejorar la cobertura de la salud pública.

La repentina explosión de descontento y el despertar político de los brasileños ha dejado a todos desconcertados, entre ellos la presidenta Dilma Rousseff, lo que ha creado incertidumbre en el marco de la Copa Confederaciones.

La presidenta de Brasil aseguró que no ha usado presupuesto público para la construcción de estadios. El viernes, la FIFA descartó cancelar el torneo internacional. Mientras tanto, las protestas ya cobraron dos víctimas.

Brasil ha gastado más del doble que Alemania en 2006 y Sudáfrica en 2010. El diputado denunció que se “están cachondeando” con el dinero público. La FIFA está exonerada de pagar impuestos por aprobación del Congreso.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se reunió hoy con sus principales asesores para encontrar alguna respuesta a las masivas protestas en las que alrededor de un millón de personas se volcaron a las calles.

El gobierno de Dilma Rousseff, que ha reconocido la legitimidad de las demandas, envió tropas federales a cinco ciudades para ayudar a mantener el orden en la Copa Confederaciones.

“Las voces de las calles deben ser escuchadas”, manifestó la mandataria brasileña, al indicar que su gobierno está comprometido con el cambio social del país.