Editorial: El agua cuesta

Editorial de Gestión “La verdad, es que si bien el agua es un recurso natural, cuesta, y nadie quiere entenderlo”.

DECISIONES URGENTES. Cada año, el agua para consumo humano se reduce, y estas últimas semanas han servido para que el país lo recuerde. Se trata de una situación conocida tanto por especialistas como por las autoridades, a tal punto que existen actualmente ocho proyectos en ProInversión, siete de los cuales están en evaluación y uno ha sido convocado. Sin embargo, solo un proyecto sería ejecutado fuera de Lima, y el que mayor beneficio podría traerle a la capital, sumando 90 millones de metros cúbicos, y que estaba previsto para el segundo trimestre de este año, ha sido suspendido.

Pareciera que las autoridades no han interiorizado la urgencia de trabajar para contar con mayores recursos hídricos, pues propuestas técnicas existen. Algunas buscan utilizar el agua de las lluvias que se almacena en las cordilleras creando represas y transportando esa agua a través de acueductos que incluso reducirían los costos de tratamiento del agua para su uso residencial.

La verdad, es que si bien el agua es un recurso natural, cuesta, y nadie quiere entenderlo. Potabilizar el agua para el consumo humano no es una tarea sencilla, demanda mucho trabajo y debe ser valorado adecuadamente.
Además, para lograr que el servicio básico llegue a todos los ciudadanos se necesita una gran inversión. Asimismo, el agua para la producción industrial o agrícola también tiene un costo que los empresarios más de una vez no quieren asumir.

La solución no es fácil, pues requiere medidas de corto, mediano y sobre todo largo plazo, pero es momento de empezar. Un buen ejemplo es la labor emprendida por los gobernadores regionales de Ica y Huancavelica, que han unido esfuerzos para mejorar la situación en ambos departamentos, sobre todo pensando en el agro, vía pequeñas represas que priorizan el riego tecnificado. Además, en Ica se trabaja con lagunas de infiltración para mejorar el nivel de la napa freática.

En el caso específico de Lima, la revisión del problema implicará necesariamente evaluar la situación de Sedapal y, en un debate sin apasionamientos, ver nuevamente la conveniencia de concesionarla o privatizarla. Un incremento en las tarifas de agua es inevitable, con o sin privatización y Sedapal ya lo está aplicando. Lo que corresponde exigir son mejoras inmediatas que vayan de la mano con los incrementos.
Solo así se podrá celebrar el Día del Agua.

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