Los últimos días han sido ricos en eventos importantes para el futuro de Europa, con noticias positivas y negativas al mismo tiempo, y un balance que dependerá mucho de las negociaciones de los próximos meses.
En primer lugar, el viernes pasado Theresa May dio un discurso muy esperado en Florencia en el que cumplió con las expectativas de moderar el tono mantenido hasta ahora por el gobierno británico sobre el Brexit. May hizo oficial el objetivo de buscar un acuerdo transitorio de dos años con la Unión Europea para suavizar la salida, ofreció el pago durante ese período de las contribuciones al presupuesto (lo que facilita el acuerdo sobre la “factura del brexit”) y fue mucho más positiva que otras veces sobre la cooperación en temas de seguridad, a la vez que rechazaba crear un “Singapur” a las puertas de Europa. El discurso, aunque menos concreto en los temas más controvertidos, puede ayudar a desbloquear la primera fase de las negociaciones y pasar a la segunda, sobre la futura relación entre Reino Unido y la UE.
El segundo acontecimiento importante se refiere a los resultados de las elecciones alemanas. Cumplieron el guión establecido dando la victoria al partido de Merkel y registraron una mayor fragmentación del voto. La sorpresa fue una caída mayor de la esperada de los dos partidos principales (CDU-CSU y el SDP) y, sobre todo, una subida mayor de la prevista de los partidos más euroescépticos FDP (liberales) y AfD (extrema derecha). La presión del AfD durante la próxima legislatura puede moderar el discurso del futuro gobierno en temas migratorios y europeos; pero es la probable entrada de los liberales en el gobierno lo que más preocupación ha creado, ya que su bien conocida línea antieuropeísta (opuesta en particular a cualquier tipo de instrumento fiscal a nivel europeo) es la que puede frenar los intentos de un gran pacto entre Francia y Alemania para profundizar en la integración de la Unión, que es el gran tema de la agenda comunitaria para los próximos meses.
Y esto nos lleva al tercer evento de la semana, el discurso sobre el futuro de Europa de Emmanuel Macron en la Sorbona, en el que presentó una visión optimista que supone un soplo de aire fresco para la muy deprimida UE. Macron ofreció un modelo de una Europa a múltiples velocidades, con ideas detalladas en los temas menos controvertidos -defensa con presupuesto y fuerza de intervención común, gestión unificada de la inmigración y de las fronteras-, con guiños tanto a los Verdes alemanes, con el impuesto verde unificado; como a los liberales, con un discurso muy ligero en temas de unión fiscal, mencionando sólo el ministro de finanzas común y el presupuesto europeo, pero sin apenas tocar los elementos que lleven a una política fiscal común o a algún tipo de mutualización de deuda. En términos políticos (y simbólicos) presentó también propuestas atractivas como la introducción de las listas paneuropeas en el parlamento, la extensión del muy querido programa Erasmus a otros ámbitos, y la creación de una red de universidades comunitarias.
Sobre todos estos asuntos tendremos mucha más claridad en los próximos meses, probablemente a principios del próximo año, ya que la formación del gobierno alemán va a llevar su tiempo y no se puede descartar uno en minoría o incluso nuevas elecciones. El Brexit sigue generando muchos titulares, pero da la impresión de que preocupa cada vez más en el Reino Unido, donde la claridad sobre la estrategia a seguir sólo está llegando lentamente a su gobierno, y menos en el resto del Viejo Continente, que gracias a una fuerte recuperación y al salto de las barreras electorales empieza a mirar al futuro.
Queda la duda, sin embargo, de si las reformas que se pongan en marcha en Europa se centrarán solamente en los temas donde puede haber más consenso -defensa, seguridad, parlamento, educación y, hasta cierto punto, educación- dejando de lado los avances para reforzar la Eurozona, donde queda pendiente completar la unión bancaria y avanzar decididamente en elementos de la unión fiscal. La tensión franco-alemana entre reducción y mutualización de riesgos no está aún resuelta.
Miguel Jiménez González-Anleo
BBVA Research