Brecha externa. Una de las variables macroeconómicas más relevantes como indicador de vulnerabilidad es el déficit en cuenta corriente. Este indicador, también llamado brecha externa, mide si un país -como un todo- está gastando más dinero que sus ingresos. Sin embargo, a pesar de ser una variable tan relevante, no se le da la importancia debida.
La brecha en cuenta corriente del Perú alcanzó el 5.7% del PBI en el primer trimestre, es decir, unos US$ 2,615 millones. Eso significa que el país -entre gobierno, empresas y personas- ha gastado ese monto por encima de sus ingresos. De hecho, al ver la data histórica, la última vez que registramos un superávit en cuenta corriente fue en el último trimestre del año 2007.
Si el Gobierno viene registrando superávits, salvo por un déficit muy pequeño en el 2014, entonces es el sector privado el que está gastando más de lo que tiene y, por lo tanto, está tomando deuda. Según estimados de César Peñaranda, economista de la CCL, en los últimos ocho años la deuda privada externa ha pasado de ser 6.4% del PBI hasta un 16.5% el año pasado.
Este escenario se torna más riesgoso considerando que el MEF prevé cerrar el 2015 con un déficit de 2% del producto y 1.7% el próximo año. Tener brechas fiscales y de cuenta corriente a la vez es un fenómeno conocido como “déficits gemelos”, que evidencian una economía vulnerable, abren la posibilidad a devaluaciones muy bruscas y eliminan espacio para hacer política contracíclica.
La noticia positiva es que el déficit en cuenta corriente está -por ahora- financiado por el ingreso de capitales extranjeros al país, por lo que no es un riesgo latente, pero sí una luz de alerta. También es importante ver que la cuenta de errores y omisiones netos está en -1.9% del PBI; lo que representa una salida importante de capitales de manera ilegal.
Una ventaja para aliviar este déficit es que las importaciones han venido cayendo, es decir, sale menos dinero del país por la compra de bienes extranjeros. Asimismo, las empresas están emitiendo menos deuda en el exterior; y ello también es un atenuante. Sin embargo, tanto el MEF como el BCR deben vigilar muy de cerca la evolución de este indicador, que esperamos que logre cumplir la previsión del ente emisor y cerrar el año en -3.9% del producto.