Editorial: Fue para el 18.4%

El discurso fue el fiel reflejo de un Gobierno que no ha sabido aprender las lecciones de sus igualmente mediocres predecesores.

Discurso presidencial. Ese es el porcentaje de personas que aprueban la gestión del presidente Ollanta Humala (según Pulso Perú) y al que parece haber dirigido su discurso de Fiestas Patrias, pues dio la impresión de que todo lo hecho hasta ahora es positivo. Hay que resaltar que empezó bien, presentando a peruanos que se están beneficiando con la reingeniería que el Gobierno aplica en la educación escolar, pero luego de ese buen arranque, todo fue cuesta abajo.

Si bien la Constitución le obliga a informar al Congreso los avances de su Gobierno, eso no significa que deba omitir lo que piensa hacer durante su último año en tópicos que son de urgencia nacional. Apenas una mención a la lucha contra la delincuencia –la tipificación del sicariato y sus penas–, ni una palabra sobre planes de prevención por si el fenómeno de El Niño se acentúa y, por supuesto, ninguna política que permita menguar los conflictos sociales que tanto perjuicio han causado a la inversión, en especial a la minera.

Tal como preveíamos el lunes en esta columna, el mensaje presidencial careció de grandes anuncios. Más bien, su contenido fue el fiel reflejo de un Gobierno que no ha sabido aprender las lecciones de sus igualmente mediocres predecesores, que creyó que a la economía nadie la paraba y que pasó el tiempo desconectado de la realidad y de los problemas que aquejan al país.

Tras abandonar el Congreso, Humala pronunció otro discurso en el patio de Palacio de Gobierno. Se le notó más cómodo y elocuente, y mencionó una gran verdad: que en el Perú las oportunidades las determina el lugar donde uno nace. Pero consideramos que el gasto social no es la solución exclusiva para alcanzar la inclusión (social y económica), pues las políticas asistencialistas no impulsan la autogestión.

Al respecto, habrá que estar muy atento a la ejecución de los programas sociales, pues en periodos electorales, los intereses políticos suelen disfrazarse de buenas intenciones (y generosas transferencias de recursos). Y hablando de elecciones, hay que pedirles a los aspirantes a la Presidencia que piensen en realizar más reformas estructurales, porque si se limitan a una o dos, como este Gobierno, el Perú seguirá sin alcanzar todo su potencial.

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