Juegos lima 2019. La deportista Natalia Cuglievan ganó la medalla de oro en esquí acuático durante su actuación en los Juegos Panamericanos de Toronto, logrando que Perú eleve a tres el número de medallas de este tipo y entusiasmando a una población poco aficionada a ver disciplinas deportivas diferentes al fútbol.
Pero para el Perú, sobre todo para Lima, los Juegos Panamericanos no solo son una oportunidad para disfrutar de otras disciplinas deportivas, sino un recordatorio del poco tiempo que falta para convertirnos en sede de su próxima edición. No en vano el alcalde de Lima está en Toronto para recibir la posta para la próxima edición, del 2019.
Desde octubre del 2013 se designó a Lima como la sede de los Juegos Panamericanos y Juegos Parapanamericanos del 2019. En ese momento, más allá de allá de la alegría por la designación, se dejó en claro que había mucho trabajo por hacer para lograr adecuar toda la infraestructura necesaria para eventos de ese nivel.
Se requiere adecuar el estadio y coliseo multideportivo de San Marcos, la renovación de la piscina en el Campo de Marte, la dársena en el Callao y el gran coliseo en el Rímac. Además, es necesario construir una Villa Panamericana, que albergaría a 9,000 personas. Necesitaremos mejorar nuestro aeropuerto, carreteras y hoteles, así como reducir la inseguridad ciudadana.
Sin embargo, casi dos años después, es muy poco lo que se ha avanzado. Desde un inicio se dijo que esta podría ser una gran oportunidad para construir la Lima que queremos para el futuro, que más allá de pensar solo en el evento deportivo debíamos pensar en la población. Por ejemplo, la Villa Deportiva debía ser construida de tal manera que, luego de terminado el evento, pudiera ser utilizada para vivienda y no quedar como un lugar sin uso.
Lamentablemente, no hemos visto que se desarrollen esfuerzos en esa línea.
Otro detalle importante es el trabajo deportivo, que tampoco se ha tomado en cuenta. Nuestros atletas se esfuerzan y por ello disfrutamos las medallas obtenidas hasta el momento, pero la realidad es que Perú cuenta con apenas 10 medallas, mientras que Chile tiene 23, Colombia 62 y Estados Unidos lidera la tabla con 210.
Cuatro años pasan muy rápido y preparar un evento de esta magnitud no es fácil. Se debe entender que lo que puede ser una gran oportunidad y una vitrina para el país se podría convertir en la mayor muestra de improvisación, afectando toda la imagen ganada hasta el momento. Hay el riesgo -por el poco avance- de que eso ocurra.