MENSAJE DEL 28. Si nos guiamos por el tono del discurso inaugural del presidente Pedro Pablo Kuczynski –y sus menos de 40 minutos de duración–, el estilo de comunicación que adoptará su Gobierno estará marcado por la claridad y la concisión. Fue un acierto haber enmarcado y enumerado sus compromisos, pues así se podrá hacer un seguimiento y detectar fallos a tiempo. La visión pragmática que mostró el discurso puede ser un buen punto de partida, toda vez que existe un horizonte tangible y relevante: el Bicentenarario.
También fue llamativo que convocase a todos los peruanos, incluyendo especialmente al Congreso, para avanzar en esa agenda de seis puntos. Cumplirla significará una tarea que demandará consensos y mucho diálogo. Ahora hace falta que la bancada fujimorista deponga su actitud beligerante y que el presidente no caiga en sus provocaciones, pues la experiencia reciente nos ha enseñado que los pleitos con la oposición desgastan y distraen al mandatario.
Si bien hubo pocas cifras, la responsabilidad de traducir los planteamientos de PPK en medidas recaerá en Fernando Zavala y el Gabinete. Serán tres los desafíos que enfrentará. El primero será la obtención del voto de confianza del Congreso –dentro de quince días–, que dependerá de una explicación convenientemente sustentada y convincente del plan de gobierno, particularmente de los ministros de Economía y del Interior.
El segundo se iniciará a fin de mes, cuando el Ejecutivo envíe al Congreso el proyecto de Presupuesto del 2017, que tendrá que debatirse ampliamente a fin de que se pueda cuantificar las propuestas del mensaje presidencial, en especial la referida al impacto de la reducción del IGV, la ampliación de la cobertura de agua y desagüe, las mejoras en la educación, etcétera. El tercer desafío será el más difícil de todos: la obtención de facultades legislativas para acelerar los cambios pendientes en muchos campos.
El presidente omitió en su discurso la reforma del Estado y la creación del ministerio que apuntalará la descentralización, así como la mención explícita de la lucha contra el narcotráfico, pero fue enfático en resaltar la necesidad de una reforma del Poder Judicial y el combate a la corrupción.
Si el Gobierno entiende que un buen manejo de la comunicación es clave para avanzar, tanto con la ciudadanía –sin crear falsas expectativas– como con las fuerzas políticas, su trabajo será menos complicado.