AGROINDUSTRIA. Hasta el 2012, las exportaciones no tradicionales equivalían a la tercera parte de las tradicionales. Esa tendencia se quebró en el 2013 como consecuencia de la caída que comenzó a registrar el valor de nuestros embarques de minerales. Según las últimas proyecciones del BCR, este año las exportaciones de bienes con valor agregado equivaldrán a la mitad de las de materias primas.
A diferencia de los envíos tradicionales, que este año serán 37.3% inferiores a su nivel máximo (alcanzado en el 2011), los no tradicionales se mantendrán casi invariables (lo están desde el 2012). Cabría preguntarse por qué su comportamiento no ha sido similar, sobre todo considerando que sus principales mercados –Europa y Estados Unidos– han atravesado graves problemas económicos durante ese periodo.
La respuesta viene del campo, pues la producción agroindustrial ha sido la que ha evitado que los números de su sector también se tiñan de rojo: los rubros textil y sidero-metalúrgico (incluyendo joyería) sí se redujeron, mientras que el pesquero y químico, entre otros menos significativos (en términos del valor embarcado), lograron mantenerse, pero sin crecer.
La constante innovación explica en gran parte que las agroexportaciones se hayan duplicado con respecto al 2010. Los artículos publicados por Gestión en los últimos meses, informando sobre nuevas presentaciones, nuevos cultivos o nuevos mercados, dan fe de que los empresarios agrícolas están nadando contra la corriente, no están esperando que la situación externa mejore para acometer ambiciosos planes de expansión y han estado asumiendo riesgos con una visión moderna.
Esto no significa que estén libres de amenazas, pues factores impredecibles como los ataques de plagas no pueden eliminarse por completo. Un riesgo grave es el fenómeno de El Niño: el BCR proyecta un crecimiento del subsector agrícola de solo 0.6% en el 2016, pues dicha anomalía afectará la producción en la costa.
Sin embargo, también indica que los agroexportadores han ejecutado medidas de prevención, como la toma de seguros contra riesgo climático, el uso de mayor variedad de semillas resistentes a cambios climáticos y la mejora del aprovechamiento del agua. Aquí hay lecciones que aprender, ciertamente.