Editorial: Crónica de una fuga anunciada

La única manera que tiene el Gobierno para despejar las dudas que se ciernen sobre el presidente Ollanta Humala y su esposa es logrando que Martín Belaunde Lossio sea juzgado en el Perú antes de que termine su periodo. Veremos si tienen interés en hacerlo.

Belaunde Lossio ha tenido la osadía de afirmar que: “No huyo de la justicia, sino de la injusticia e intolerancia a la verdad”.
Belaunde Lossio ha tenido la osadía de afirmar que: “No huyo de la justicia, sino de la injusticia e intolerancia a la verdad”.

CASO MARTÍN BELAUNDE. Las dudas surgieron durante el 2013. Hace un año se realizó la acusación formal: Martín Belaunde formaría parte de la red criminal del expresidente regional de Áncash, César Álvarez. A esta denuncia, empezaron a sumarse otras: montar una empresa de fachada para cubrir las acciones ilícitas de ‘La Centralita’, interceder a favor de empresas constructoras para que se beneficien con millonarios contratos con el Estado, etc.

Dada la cercanía que tuvo con el presidente Ollanta Humala y con su esposa, desde todos los sectores se dieron advertencias sobre los riesgos de su fuga. Sin embargo, no fueron escuchadas y antes de fines de mayo del 2014 se fugó a Bolivia donde, luego de algunos meses, terminó siendo arrestado. Sin una estrategia legal clara, el Perú optó por solicitar la extradición y cuando todos contaban las horas para su llegada a Lima, casi a un año exacto de su anterior huida, Martín Belaunde Lossio logra escabullirse nuevamente de las manos de la justicia peruana.

Más allá de las responsabilidades del Gobierno boliviano, la que corresponde al Gobierno peruano es innegable. Queda claro que una vez más no se actuó con diligencia y conocido el resultado de la extradición no se cumplió con acelerar los trámites, ¿era algo complicado?, no. Ya en otras ocasiones, por ejemplo con Montesinos, Fujimori y durante este gobierno con Orellana, autoridades peruanas como Ketín Vidal, Alva Castro y Daniel Urresti han viajado al país que dio la extradición para mediar y traer directamente a los procesados. Entonces, ¿por qué no se procedió igual en este caso?

Desde la clandestinidad, Belaunde Lossio ha tenido la osadía de afirmar que: “No huyo de la justicia, sino de la injusticia e intolerancia a la verdad”.

Puede ser que ahora haya escapado de la justicia, pero tarde o temprano se conocerá su rol en las campañas presidenciales del 2006 y 2011, así como el papel que realmente cumplió durante la actual administración.

La única manera que tiene el Gobierno para despejar las dudas que se ciernen sobre el presidente Ollanta Humala y su esposa es logrando que Martín Belaunde Lossio sea juzgado en el Perú antes de que termine su periodo. Veremos si tienen interés en hacerlo.

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