Editorial de Gestión: A comenzar por el principio

¿Estamos preparados para una revolución de la I+D en el Perú? El año pasado apenas 40 empresas solicitaron inscribir sus patentes en Indecopi, así que la respuesta es negativa.

INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO. Los empresarios no ven atractivos los incentivos tributarios otorgados por el Gobierno para invertir en innovación porque son muy engorrosos. Ya no sorprende que, una vez más, los trámites burocráticos constituyan una barrera que desalienta la iniciativa privada.

Lo que confunde es que se piense que todas las debilidades estructurales de la economía se pueden resolver con deducciones impositivas o regímenes especiales.

Quizá estos mecanismos sí funcionen cuando, por ejemplo, se desea mejorar la tecnología de riego o reactivar la construcción de viviendas, pero en cuestiones como investigación y desarrollo (I+D), hace falta mucho más que esta clase de alicientes.

Los países que sobresalen en este campo basan su éxito en las personas, es decir, en otorgarles un entorno favorable para que descubran y desarrollen su talento.

Esto se consigue, en primerísimo lugar, con una educación que se enfoque en habilidades que el “modelo peruano” se resiste a tomar en cuenta: el pensamiento crítico y la curiosidad intelectual.

¿Estamos preparados para una revolución de la I+D en el Perú? El año pasado apenas 40 empresas solicitaron inscribir sus patentes en Indecopi, así que la respuesta es negativa.

Al respecto, el Plan Nacional de Diversificación Productiva reconoce esa falencia y plantea medidas para promover la innovación en el corto plazo como financiar dos centenas de emprendimientos y una decena de incubadoras de negocios, identificar proyectos altamente disruptivos, además de mejorar el marco regulatorio para facilitar la participación de los inversionistas ángeles.

Suena interesante, aunque solo toca tangencialmente uno de los sectores que requiere innovarse con urgencia: el Gobierno. La reforma del servicio civil todavía no despega y si sigue demorando, el plan de diversificación corre el riesgo de crear falsas expectativas, pues su administración estará a cargo de este sector público.

Entretanto, la fuga de talentos no cesa y la I+D continúa sirviendo para adornar discursos oficiales y presentaciones en PowerPoint. ¿Qué tal si comenzamos por el principio, ministros Ghezzi y Saavedra?

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