CONFIANZA EMPRESARIAL. El viernes pasado publicamos los resultados del último sondeo SAE Anual de Apoyo Consultoría, realizado a 500 ejecutivos de empresas clientes de la consultora. La buena noticia es que la confianza para invertir subió por segundo mes consecutivo en agosto, augurando un segundo semestre mejor que el primero. La mala noticia, sin embargo, es que 14 puntos (de acuerdo al índice de Apoyo) no son suficientes para alcanzar un crecimiento de “entre 5% y 6%”, según Hugo Santa María, socio y economista jefe de Apoyo Consultoría.
Los resultados están en línea -más o menos- con los últimos datos del índice de confianza empresarial que publica el Banco Central de Reserva (BCR). Si bien la tendencia ha sido inversa para el BCR, reduciéndose la confianza en el último mes, la posición final es parecida: un ligero optimismo, pero con suma cautela. Algo así como con ganas, pero con miedo.
Las medidas tomadas por el Ministerio de Economía y Finanzas para soltar liquidez y descongestionar algunos proyectos de inversión seguramente han tenido un efecto positivo en las expectativas empresariales sondeadas la semana pasada; sin embargo, los datos duros, como el crecimiento del PBI en junio, han jugado en contra.
Esto crea una especie de incertidumbre en el ámbito local, donde los empresarios siguen esperando una racha de buenas noticias de forma consistente para convencerse de ser más agresivos con sus planes de inversión. El problema es que la economía local no es la única fuente de incertidumbre. En el ámbito internacional, el comportamiento de la economía de Estados Unidos y las reacciones de la Reserva Federal (FED) tampoco están claras del todo.
Y a esto, ahora hay que agregarle otra capa de incertidumbre más, generada por la disputa política entre el oficialismo y la oposición, que hasta ahora ha dejado un Gabinete de Ministros en el limbo y que seguramente dificultará las relaciones futuras en el Parlamento.
Si queremos romper con este ciclo de desaceleración, lo primero que tenemos que hacer es, en la medida de lo posible, despejar toda la incertidumbre que tenemos al frente.