Editorial de Gestión: Todavía en el Medio Oriente

Dos años y medio después de la retirada de las tropas norteamericanas en el Medio Oriente, Barack Obama anunció la autorización de ataques aéreos para “debilitar y finalmente destruir” al grupo fundamentalista suní Estado Islámico.

(Foto: AP)
(Foto: AP)

CRISIS. Dos años y medio después de la retirada de las tropas norteamericanas en el Medio Oriente, Obama anunció este miércoles en la noche la autorización de ataques aéreos para “debilitar y finalmente destruir” al grupo fundamentalista suní autodenominado Estado Islámico (IS por sus siglas en inglés) “donde sea que se encuentre”; es decir, tanto en Irak como en Siria.

Como se recordará, en junio de este año el IS proclamó un califato entre Irak y Siria, eliminando la frontera establecida en los acuerdos Sykes-Picot. El Estado Islámico de Irak y el Levante, como se llamaba anteriormente, surgió del ala más radical de Al-Qaeda en Irak y se hizo rápidamente conocido por su resistencia militar durante la invasión de Estados Unidos en Irak y, después, durante la guerra civil en Siria, convirtiéndose en el grupo predominante dentro de la oposición.

Durante sus avances territoriales, el IS ha ido saqueando bancos y asegurando pozos petroleros, lo que lo ha transformado en uno de los grupos terroristas más ricos del mundo, permitiéndole también establecer una especie de gobierno de acuerdo a su interpretación salafista-yihadista del Islam. Dicha interpretación, que califica como “infiel” y promueve la violencia contra cualquier persona que no esté de acuerdo con su visión radical del Islam (incluso contra muchos otros musulmanes), ha causado innumerables violaciones a los derechos humanos y crímenes de guerra como asesinatos de civiles (incluyendo dos periodistas estadounidenses), persecuciones religiosas y violaciones contra los derechos de las mujeres, entre otras cosas.

Todo esto ha llevado a Barack Obama, un presidente que llegó al cargo con la idea de quitar peso del Medio Oriente, a formar una coalición internacional para organizar una campaña militar aérea. Sin embargo, hay dos anotaciones a tener en cuenta en esta estrategia. En primer lugar, tal como pasó con el derrocamiento de Saddam Hussein, Irán quedaría nuevamente en una posición favorable para erigirse como potencia regional, algo que puede terminar siendo un todavía mayor desestabilizador internacional. Por otro lado, hay que tener claro que va a ser casi imposible derrotar al IS desde el aire. Lo que sí se puede hacer es debilitarlo severamente, sobre todo si se cortan sus fuentes de financiamiento.

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