COORDINACIÓN. La difícil situación que atraviesa el país requiere acciones rápidas. Según el premier Fernando Zavala, ya empezaron a identificar los daños generados a nivel de sectores y esperan culminar con la cuantificación la próxima semana, esto será importante para comenzar los trabajos de reconstrucción. Ya desde esta columna hemos señalado que la preocupación es que las definiciones y toma de decisiones se ahoguen en la burocracia y la inoperancia, sobre todo de los gobiernos regionales y locales.
Frente a esta problemática, el Ejecutivo podría incluir en el esquema de la reconstrucción a una instancia que viene trabajando y, a decir del Gobierno, lo ha hecho bien: las reuniones del Gore-Ejecutivo. El objetivo de estos encuentros fue escuchar de cerca las necesidades de las autoridades subnacionales, buscando una agenda común. Pues bien, bajo ese mismo esquema mantener esta relación fluida puede ayudar a determinar exactamente cuáles serán los lugares por donde iniciar las labores, cómo poner en marcha los trabajo y coordinar adecuadamente entre las instancias.
Es más, este tipo de coordinación debería replicarse en cada departamento, entre los gobernadores regionales y los alcaldes de sus provincias y distritos. La labor de reconstrucción que requiere el país no será posible si todo queda en manos del Gobierno nacional. Este debería funcionar solo como un articulador teniendo como base fundamental del trabajo a alcaldes y gobernadores.
Sin embargo, para lograrlo se debe terminar con el excesivo formulismo que existe, pues algunos gobernadores regionales sostienen que aún les es indispensable venir a Lima a presentar sus credenciales para poder conseguir recursos, lo cual es contrario a la prédica del Ejecutivo de facilitar los procesos.
En esa misma línea será importante que se establezcan procedimientos a aplicar en situaciones especiales como las que vive el país. Todos exigimos la fiscalización de la Contraloría y el cumplimiento de las normas son aspectos que todos exigimos, pero en casos excepcionales se deben facilitar los procesos, de lo contrario las normas, por muy buenas que sean, pueden terminar entorpeciendo la urgencia con que debe trabajarse en ciertas ocasiones.
Lograr que los recursos sean utilizados rápida y eficientemente no es un trabajo solo del Ejecutivo: la organización y coordinación serán aspectos claves. Si el Estado consigue por fin llevar adelante estos objetivos, la labor de la reconstrucción será un poco menos difícil y por fin el país comenzará a aprender de sus errores.