ESTADOS UNIDOS Y CUBA. Al fin, una buena noticia que involucra a Cuba y Estados Unidos. Durante 53 años fueron rivales irreconciliables y ni siquiera la caída del Muro de Berlín, que se trajo abajo el comunismo en Europa, pudo hacer lo mismo en el Caribe. Pero con el debilitamiento de la economía de la isla –otrora sostenida por el poder soviético y en años recientes por el petróleo venezolano–, al Gobierno de Raúl Castro no le quedaba otra salida que buscar una solución en otra parte.
Los tímidos intentos del régimen castrista por relajar la mano dura y permitir algún grado de iniciativa privada dieron señales de cierto viraje. Aunque muchos anhelaban este desenlace, pocos lo anticipaban, pues era como esperar un milagro.
Fue el Papa Francisco quien ofició de mediador. Ayer se supo que cuando en marzo se reunió con el presidente Barack Obama acordaron la participación de la diplomacia vaticana en un buen número de los frentes que tiene abiertos Estados Unidos. Uno de ellos, quizás el más significativo por su antigüedad y peso mediático, era mejorar lo más posible las relaciones con Cuba.
Quien queda debilitado es Nicolás Maduro, pues buena parte de su perorata antiestadounidense caerá en la obsolescencia. Además, es de prever que perderá a su principal aliado y si el precio del petróleo continúa disminuyendo, quizás sea el comienzo del fin del ALBA y su influencia en América Latina.
Mientras en Venezuela ponen las barbas en remojo, lo que debe esperarse en Cuba es que los Castro continúen otorgando más libertades a sus ciudadanos y escuchen a la oposición. También hay que considerar los riesgos, pues el anunciado socialismo económico “próspero y sostenible” que está adoptando la isla podría degenerar más rápidamente en corrupción.
¿Qué pasará con el embargo? Habrá que esperar un cambio de actitud del Partido Republicano –anticastrista hasta el tuétano–, que controlará ambas cámaras del Congreso desde enero, porque solo se puede eliminar mediante una ley. Si las presiones continúan, por ejemplo desde la Cámara de Comercio de Estados Unidos, quizás hasta los republicanos terminen aceptando que se ha abierto un nuevo capítulo en las relaciones de su país con Cuba.