SECTOR SALUD. “Prestar un servicio de salud pública sensible al enfermo, oportuno y eficaz”, es uno de los seis compromisos de Estado fijados por el presidente Pedro Pablo Kuczynski. En su discurso inaugural, no se refirió únicamente a la ampliación de la cobertura –dijo que habrá acceso universal–, sino que también ofreció trabajar para mejorar la eficiencia del servicio y terminar con las colas.
Menuda tarea que le espera al Gobierno. En primer lugar, tendrá que desplegar recursos –humanos y logísticos– para conseguir que la cuarta parte de la población, que no está afiliada a ningún seguro, tenga uno. Para ello se necesitará contratar más personal médico y de apoyo, así como invertir en infraestructura. El anterior Gobierno emprendió una reforma en el sector que contemplaba la promoción de asociaciones público-privadas (APP) para ampliar la cobertura, pero el impulso inicial terminó desinflándose.
Si el actual se ha comprometido a lo mismo, tendrá que sacar las lecciones de ese intento para no cometer los mismos errores. Además, una verdadera reforma estará incompleta si se pasa por alto un punto clave: la calidad de la atención. Según el INEI (con datos a marzo), el tiempo promedio de programación de citas en Essalud es 7 días y 17 horas, mientras que en los establecimientos del Ministerio de Salud es un día y 14 horas –aunque hace un año solo había que esperar 7 horas y media–.
Pero no es solo un asunto de colas. De acuerdo con la encuesta de satisfacción 2015 de la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud), efectuada por el INEI, 4 de cada 10 pacientes no están satisfechos con los servicios ofrecidos por el Sistema Integral de Salud (SIS). Considerando que un amplio porcentaje de estos afiliados nunca se ha atendido en un establecimiento privado, habría que preguntarse cuáles serían los resultados si pudiesen comparar ambas experiencias.
¿Y en Essalud? La jefa de Susalud, Flor de María Philipps, informó que el 75% de los afiliados a ese seguro también tiene uno privado, por razones de calidad de la atención, entre otros factores. Aunque ni ella ni las encuestas del INEI se aventuran a hablar de maltrato, creemos que una tarea fundamental de la política de salud será entender que todos los pacientes son iguales y merecen respeto.