Editorial: Poco valorada

Al cierre del 2014, solo cinco empresas estaban inscritas en el MAV y sus emisiones han sido pequeñas.

Plaza limeña. Tras los mínimos de más de cinco años que alcanzó a mediados de la semana pasada, la Bolsa de Valores de Lima (BVL) se recuperó el jueves último y ya lleva cuatro días consecutivos de variaciones positivas. Más allá de estos vaivenes usuales en el mercado de renta variable, que casi siempre responden a la coyuntura internacional, lo que tendría que preocupar es el poco atractivo que sigue teniendo esta plaza como alternativa de inversión para las empresas.

Los esfuerzos por acelerar la madurez de la BVL no han dejado de hacerse, sobre todo desde la promulgación de la Ley de Fortalecimiento de la Supervisión del Mercado de Valores, en el 2011, que creó la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), otorgándole mayores facultades que las que tenía la Conasev. Luego vinieron reglamentos, resoluciones y disposiciones orientados a otorgarle más transparencia al sector.

En el último par de años, se dieron dos pasos más: la creación del Mercado Alternativo de Valores, orientado a promover la inscripción de empresas con ventas anuales menores de S/. 200 millones y la fusión entre la BVL y Cavali, la empresa que realiza la compensación y liquidación de las operaciones en la BVL . Dado que uno de los factores que frenan el crecimiento del mercado bursátil local es la reticencia a brindar información, el MAV prescribe menores requerimientos y obligaciones en ese sentido.

El problema es que esta novedad todavía no “pega”. Según l“a Cámara de Comercio de Lima”:http://gestion.pe/mercados/surgimiento-desarrollo-y-retos-mercado-alternativo-valores-2118393, existen 800 empresas que podrían unirse al MAV. Al cierre del 2014, solo cinco lo habían hecho y sus emisiones han sido pequeñas (todas en renta fija y a plazos cortos). Quizás si hubiese más empresas, el agregado de sus emisiones sería considerable, pero el problema es que no se animan, pese a que el MAV exige menores requisitos para la emisión y listado de valores.

En paralelo, se ha seguido flexibilizando la regulación y reduciendo los costos transaccionales, pero, por lo visto, hace falta ponerle mayor ímpetu al asunto. La BVL sí es una alternativa de financiamiento útil, pero mientras existan otras más flexibles con las exigencias de información y menos engorrosas con los trámites, seguirá estando entre las menos interesantes.

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