CRÉDITO BANCARIO. Los datos del PBI de noviembre no mostraron una recuperación de las actividades no primarias: construcción y manufactura seguían en recesión y otras como comercio y servicios financieros continuaban enfriadas –o sea, creciendo menos que en meses previos–. Pero las primeras noticias sobre la situación del financiamiento en diciembre sí son alentadoras.
El mes pasado, el crédito bancario creció más que en noviembre, con lo que dejó atrás cuatro meses de desaceleración. Si bien la tasa de expansión (4.43% respecto a diciembre del 2015) es inferior a las que se observaban a inicios del año pasado o durante el 2015 (entre 15.2% y 17.5%), hay que resaltar que esto se debe en gran medida a que los bancos han mejorado sus estándares de evaluación para otorgar préstamos. Además, el crédito ha seguido aumentando por encima de la tasa de crecimiento del PBI.
Considerando que en julio del año pasado también hubo una reversión de la desaceleración crediticia –en esa ocasión, tras siete meses de enfriamiento–, cabría preguntarse si el repunte de diciembre fue estacional o si marcará una nueva tendencia. Según la Asociación de Bancos (Asbanc), los créditos a las empresas se aceleraron, en parte, por la expansión de la industria primaria, que en la segunda mitad del 2016 se vio impulsada por la recuperación de la pesca, mientras que la buena salud de la minería ha comenzado a dinamizar la demanda por financiamiento de las pequeñas empresas que atienden a dicho sector.
Las compañías también se están preparando para este año, pues prevén una mejora de la demanda. Esta conducta es consistente con las expectativas empresariales, que aún se mantienen en el tramo optimista, de modo que el buen ánimo del sector privado podría estar comenzando a traducirse en la reposición de inventarios, y quizás también en la renovación de planes de inversión que estaban congelados.
Ahora queda por confirmar si en el verano la economía muestra otras señales de recuperación. Hasta el momento, los analistas y bancos están reduciendo sus proyecciones. Por ejemplo, Scotiabank, que ha bajado su proyección de crecimiento a 3.8% porque considera que el primer trimestre será más débil de lo esperado. Habrá que esperar si la recuperación del crédito ayudará a la reactivación.