Una recuperación con un giro inesperado
La semana pasada, se recuperaron las acciones, lo que significó una compensación respecto de las pérdidas de la semana anterior. El índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, lideró el grupo con un aumento del 3,59% y cerró la semana en 5.104, mientras que el índice Dow Jones Industrial Average aumentó un 3,35% hasta alcanzar 17.823 y el índice S&P 500 incrementó un 3,26% hasta cerrar en 2.089. Mientras tanto, el rendimiento de las letras del Tesoro a 10 años bajó del 2,28% al 2,26%, a la vez que aumentó el precio.
La semana pasada, los inversionistas dejaron atrás los trágicos atentados en París y volvieron a concentrarse en la política de los bancos centrales. El giro inesperado consistió en que los inversionistas celebraron la posibilidad de un incremento en la divergencia: un ajuste por parte de la Reserva Federal de los EE. UU. y medidas de flexibilización por parte del Banco Central Europeo (BCE). Ambas tendencias traen aparejadas consecuencias para el posicionamiento de los inversionistas. Sugeriríamos inclinarse a una sobreinversión continua en acciones europeas con cobertura, mientras que en los EE. UU. recomendaríamos adoptar con moderación las acciones de alta y megacapitalización.
Movilización de los mercados a raíz de indicios del Banco Central
Al parecer, en estos días los inversionistas consideran que un incremento de las tasas por parte de la Reserva Federal en diciembre sería una señal de estabilidad económica, en lugar de una amenaza. Por ello, los inversionistas se animaron con las actas de la reunión de octubre de la Reserva Federal, que se dieron a conocer la semana pasada. De conformidad con las últimas declaraciones, la Reserva Federal parece considerar que la economía se encuentra lo suficientemente sólida como para justificar un incremento inicial de las tasas, probablemente en diciembre. La economía en general muestra un rendimiento razonablemente bueno, a la vez que se estabilizan la inflación y las expectativas de inflación, pese a que aún permanece débil el sector industrial (esta semana se conocieron nuevas pruebas de esta situación con una venta debilitada de maquinaria por parte de Caterpillar, el nivel de precio del cobre más bajo en seis años y un informe desfavorable del índice de producción industrial Empire State Manufacturing).
Ya que se atenuaron los temores respecto del crecimiento estadounidense, los inversionistas generaron un aumento en las acciones y las rentabilidades a corto plazo, aunque en la recuperación no se vieron involucrados los productos básicos ni el crédito. Los inversionistas continúan demostrando interés por las compañías que se han visto beneficiadas con las tendencias de crecimiento a mayor plazo, en particular con el sector tecnológico. La semana pasada, la compañía de pagos móviles Square Inc. registró un crecimiento durante su primer día de cotización, lo cual contrarrestó las inquietudes respecto de una reducción del precio de la oferta pública inicial respecto de la valoración anterior.
En Europa, los hechos suceden de forma diferente. Los mercados bursátiles europeos también experimentaron una recuperación, especialmente con un buen desempeño del mercado alemán; sin
embargo, el catalizador aún sigue siendo la esperanza de un estímulo monetario adicional y no las señales de recuperación económica. Los inversionistas obtuvieron aquello que deseaban, ya que diversos funcionarios del BCE confirmaron que existe una posibilidad de que el Banco Central expanda el programa de flexibilización cuantitativa. El presidente del BCE, Mario Draghi, prometió que “se hará lo que sea necesario para aumentar la inflación lo más rápido posible”, una declaración cuya consecuencia predecible es el aumento de las acciones, lo que significa que los resultados serán cada vez más negativos para las rentabilidades de los bonos. En la actualidad, el margen entre la rentabilidad de los bonos a cinco años de Alemania y de los Estados Unidos es el más amplio desde la aparición del euro. Otra consecuencia es la abrupta baja del euro, que la semana pasada cotizó a un nivel muy bajo de 1,06 respecto del dólar estadounidense, el cual representa el nivel más débil desde abril.
Oportunidades: acciones europeas y compañías de alta capitalización estadounidenses
En vista de la caída del euro y la posibilidad de que el BCE expanda el estímulo monetario, lo que funcionaría como catalizador, continuamos sugiriendo adoptar la sobreinversión en acciones europeas. Es necesario tener en cuenta una advertencia importante: debido a que las nuevas alzas se basan, en parte, en una divisa más débil, quienes invierten en dólares estadounidenses deben seguir considerando mecanismos con cobertura de divisas.
En los EE. UU., la preferencia se inclina hacia las acciones de compañías estadounidenses de alta capitalización. La primera impresión es que esto parece ilógico frente a las expectativas de un dólar fortalecido. Generalmente, un dólar más sólido representa un obstáculo mayor para las compañías de alta capitalización, que están más expuestas a las ventas internacionales.
Sin embargo, este año se demostró que este fenómeno es más complejo. Es cierto que se comprobó que un dólar más sólido representa un obstáculo para las ganancias de las compañías de alta capitalización, pero también es verdad que las compañías de baja capitalización han registrado un desempeño inferior. Parte de esto se debe al motivo por el cual el dólar se encuentra en vías de revalorización: las tasas de interés reales (después de la inflación) en alza. Las tasas reales estadounidenses a 10 años subieron, aproximadamente, 60 puntos básicos (0,60%) desde finales de enero. Esta situación, a su vez, afecta las valoraciones de las compañías de baja capitalización. Durante octubre, las cifras del índice S&P 500 registraron un pequeño aumento. No obstante, la relación entre precios y ganancias del índice Russell 2000 correspondiente a las acciones de empresas de baja capitalización se redujo, aproximadamente, en un 2,5%.
Es importante destacar que estos hechos son coherentes con la historia. A medida que vemos un aumento gradual de las tasas reales, también es probable que las valoraciones de las empresas de baja capitalización permanezcan bajo presión. Por ello, nos inclinamos módicamente hacia las compañías de alta y megacapitalización, que también ofrecen la ventaja de valoraciones más económicas respecto del mercado en general.
Por Russ Koesterich
Estratega Principal de Inversiones Globales para iShares de BlackRock