AFP.- Los jefes del Congreso estadounidense y la Casa Blanca se alinearon a favor de una investigación sobre la supuesta interferencia de Rusia en las recientes elecciones presidenciales para beneficiar a Donald Trump, una idea rechazada por el presidente electo.
De acuerdo con la prensa local, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) realizó una investigación y concluyó que Rusia realizó ataques cibernéticos para ayudar en la elección de Trump y no solamente para obstaculizar el desarrollo normal de las elecciones.
Políticos del Partido Demócrata inmediatamente pidieron que se investigue la posibilidad de la interferencia rusa en las elecciones, pero este lunes dos verdaderos pesos pesados del Partido Republicano en el Congreso también apoyaron la idea.
Paul Ryan, el influyente presidente de la Cámara de Representantes, dijo que “toda intervención extranjera en nuestras elecciones es enteramente inaceptable”.
“Y toda intervención de Rusia es particularmente problemática porque, bajo el presidente Vladimir Putin, es un agresor que constante busca afectar los intereses de Estados Unidos”, apuntó Ryan.
Por su parte, el presidente del mayoritario bloque republicano en el Senado, Mitch McConnell, afirmó que “los rusos no son nuestros amigos”.
“Tengo la más alta confianza en la comunidad de inteligencia y especialmente de la CIA”, añadió.
El vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo este lunes que la presidencia estadounidense defiende el papel del Congreso en situaciones como ésta.
“No necesitas acceso privilegiado para entender quién se benefició de la maliciosa ciberactividad rusa”, dijo Earnest, recordando que el presidente Barack Obama ya ordenó a la comunidad de inteligencia que “compile información que pueda ser presentada al Congreso”.
Otros dos influyentes legisladores republicanos – el excandidato presidencial John McCain y el senador Lindsey Graham – expresaron apoyo a la idea de realizar una investigación bipartidista.
Pero tanto Ryan como McConnell dejaron claro que se oponen a la creación de una ‘súper comisión’ bicameral, como ocurrió con el escándalo de Watergate o los ataques de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, compuesta por legisladores de las dos cámaras, lo que habría dado mayor relevancia y publicidad a la investigación.
¿Y si Clinton hubiese ganado?
Además, 10 de los 538 grandes electores que elegirán formalmente a Trump presidente de Estados Unidos el 19 de diciembre, pidieron a las agencias de inteligencia más información sobre los presuntos ciberataques rusos en la campaña. Nueve de ellos son demócratas.
La interferencia rusa habría estado detrás de la invasión de los sistemas de correos del Comité Nacional Demócrata y del jefe de campaña de la candidata presidencial Hillary Clinton, John Podesta.
Pero al conocerse las denuncias sobre el informe de la CIA, Donald Trump reaccionó airadamente calificando como “ridícula” la posibilidad de haber tenido ayuda rusa para ganar las elecciones.
En la madrugada de este lunes, Trump volvió a desestimar la posibilidad de que los servicios de inteligencia tengan informaciones concretas sobre la participación rusa.
“A menos que capturen a un ‘hacker’ en el acto, es muy difícil determinar quien ha realizado la invasión cibernética”, apuntó el presidente electo en un mensaje en Twitter.
“¿Pueden imaginarse si el resultado de la elección hubiera sido diferente y nosotros jugáramos la carta CIA/Rusia? ¡Sería llamado una teoría de conspiración!”, apuntó en otro mensaje.
El portavoz de la cancillería rusa, Dmitri Peskov, clasificó las denuncias como “gratuitas” y “no profesionales”.
Taiwán no es palanca
Trump no esconde sus afinidades con Vladimir Putin y su intención de mejorar los lazos entre Washington y Moscú. Igualmente prevé, según reportes de medios, nombrar como secretario de Estado a Rex Tillerson, el jefe de ExxonMovil, la gigante petrolera con proyectos de explotación en Rusia, donde es conocido por tener una relación cercana con Putin.
Al mismo tiempo, amenaza con romper el cuidadoso entendimiento de la Casa Blanca con China, sugiriendo en varios tuits durante el fin de semana que podría no reconocer más el principio de “una sola China” a menos que Pekín acepte renegociar los términos de la relación bilateral.
El presidente Barack Obama no ha puesto nunca en duda el principio de “una sola China”, que considera al autónomo Taiwán como parte de un solo Estado que algún día se unirá bajo control de Pekín.
La declaración de “Trump”.http://gestion.pe/noticias-de-donald-trump-30678?href=nota_tag provocó el rechazo del saliente gobierno estadounidense. El portavoz de la Casa Blanca sostuvo que Taiwán no debía usarse como moneda de trueque para lograr concesiones de Pekín.
“Taiwán no es una palanca, es un socio cercano de Estados Unidos”, manifestó Earnest.