Seúl, (AFP).- Corea del Norte efectuó un lanzamiento fallido de un misil balístico este sábado, en un momento en que Washington acentúa su presión para hacer frente a una amenaza que considera que podría tener “consecuencias catastróficas”.
“Corea del Norte disparó un misil no identificado” desde un sitio situado cerca de Buckchang, en Pyeongannam-do, al norte de Pyongyang, anunció el ministerio de Defensa de Corea del Sur.
Según un comunicado del ministerio de Defensa, el proyectil alcanzó los 71 kilómetros.
El Comando del Pacífico del ejército de Estados Unidos (PACOM) indicó que el misil nunca abandonó el territorio de Corea del Norte.
El presidente estadounidense, Donald Trump, que ha advertido sobre la amenaza de un “conflicto mayor” dijo que esta última prueba es una falta de respeto para China, el principal aliado del aislado régimen de Pyongyang.
“Corea del Norte irrespetó los deseos de China y de su altamente respetado presidente, cuando lanzó, aunque sin éxito, un misil hoy. ¡Malo!” escribió Trump en Twitter pocas horas después del fallido lanzamiento.
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El viernes en la ONU, el secretario de Estado, Rex Tillerson, instó a una campaña de presión sin precedentes para forzar a Corea del Norte a frenar su programa nuclear y balístico.
“No actuar ahora ante el problema de seguridad más apremiante en el mundo, podría traer consecuencias catastróficas”, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense, en una reunión ministerial de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
Tillerson, que presidió por primera vez una reunión ministerial del Consejo de Seguridad, estimó que “todas las opciones” de respuesta a los ensayos balísticos y nucleares de Corea del Norte “deben permanecer sobre la mesa”.
“La amenaza de un ataque nuclear contra Seúl o Tokio es real, y probablemente solo es un problema de tiempo antes de que Corea del Norte desarrolle la capacidad de atacar territorio estadounidense”, expresó el diplomático.
Tillerson dijo al Consejo que “no hay razón” para pensar que Pyongyang cambiará de rumbo bajo las actuales sanciones multilaterales: “Ha llegado el momento para que todos ejerzamos nueva presión sobre Corea del Norte para que abandone este peligroso camino”.
“Insto a este Consejo a actuar antes de que Corea del Norte lo haga”.
Pyongyang se comprometió en 2003 a participar en negociaciones con Corea del Sur, Japón, Rusia, Estados Unidos y China, pero estas conversaciones fracasaron en 2009 y el gobierno de Barack Obama no dejó de emitir sanciones y guiños para relanzar las charlas durante los siguientes ocho años.
En tanto, el régimen comunista multiplicó sus ensayos de misiles balísticos.
Diferencias entre las potencias
Japón presentó una “protesta seria” tras el lanzamiento, dijo a los periodistas Yoshihide Suga, el portavoz del gobierno japonés, tras una reunión del Consejo de Seguridad Nacional.
Estados Unidos insiste en que la ONU endurezca las sanciones al país comunista, pero también aspira a que China tome el liderazgo político usando su influencia sobre el Pyongyang.
La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el viernes puso en relieve las diferencias entre las grandes potencias con respecto al tema de Corea del Norte.
Tillerson reiteró sus llamados a Pekín para que ejerza su “influencia económica” para obligar a Corea del Norte a detener sus programas armamentísticos.
“Nosotros debemos hacer nuestra parte, pero China representa el 90% del intercambio comercial norcoreano; China tiene una influencia económica sobre Pyongyang única y su papel es particularmente importante”, afirmó el diplomático estadounidense.
El canciller chino Wang Yi respondió a los llamados de Tillerson, advirtiendo de los riesgos de acciones militares como represalia al programa armamentístico de Pyongyang.
“El uso de la fuerza no resuelve las diferencias y solo llevará a mayores desastres”, expresó Wang, para quien el diálogo con Corea del Norte es la única vía para intentar resolver la crisis con Pyongyang.
En tanto, Rusia advirtió contra la imprudencia. En comentarios al parecer dirigidos a Washington y Pyongyang, el vicecanciller ruso Gennady Gatilov dijo que “la retórica temeraria ha llevado a una situación en la que todo el mundo se pregunta seriamente si va a haber una guerra o no”.