El editorial de Gestión: Hasta que la muerte los separe

Existen varios motivos para apoyar el proyecto de ley del congresista Carlos Bruce que establece la unión civil no matrimonial para parejas del mismo sexo. Uno de ellos es el argumento económico.

(Reuters)
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IGUALDAD. Existen varios motivos para apoyar el proyecto de ley del congresista Carlos Bruce que establece la unión civil no matrimonial para parejas del mismo sexo. El principal de ellos quizás sea asegurar el derecho a la igualdad (amparado en el artículo 2 de la Constitución) o quizás respetar el derecho de las personas a hacer lo que mejor crean conveniente con tal de que no dañen a ningún tercero. Sin embargo, el análisis económico también presenta varios argumentos a favor de la unión homosexual. Por regla general, las personas solteras son económicamente más vulnerables que las casadas y, por lo tanto, representan un gasto mayor para el Estado.

Uno de los principales beneficios que obtendrían las parejas unidas civilmente es el derecho de inscribirse como beneficiarios del seguro de salud o de la pensión de sobrevivencia de las AFP de su compañero/a en caso de que el otro no tuviera la cobertura. Este respaldo permite una unidad económica más estable en la pareja homosexual, lo cual incentiva un mayor consumo; es decir, una economía más dinámica.

Otro de los beneficios económicos que aportaría esta ley es el derecho de las parejas homosexuales a recibir la herencia de su contraparte en caso de que una fallezca. Y si bien hoy existe la posibilidad del testamento, la ley limita la porción del patrimonio que puede ser transferida a través de este mecanismo privado. Esto porque el Código Civil concibe la figura de los “herederos forzosos” (dentro de los cuales está considerado el cónyuge), a quienes tienen que ir, obligatoriamente, por lo menos, la mitad de los bienes del difunto.

Adicionalmente, según la revista The Economist, los solteros se enferman con mayor frecuencia y, consecuentemente, tienden a recurrir a los servicios de salud del Estado con mayor frecuencia. Desde el punto de vista sicológico, también es saludable mostrar apoyo a personas que, en muchos casos, llevan al extremo la represión de su opción sexual, como si fuese un estigma. Algunos de estos casos finalmente tienen que ser atendidos con recursos del Estado, pues terminan en problemas sociales como drogadicción, violencia doméstica, etcétera. Si el argumento liberal no lo convencía hasta el momento, quizás la economía entonces pueda apelar a su comprensión.

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