El Cairo (Reuters).- Al menos 95 egipcios murieron hoy después de que las fuerzas de seguridad avanzaron sobre los manifestantes que demandaban la restitución del derrocado presidente Mohamed Mursi y el Gobierno impuso un estado de emergencia de un mes mientras los disturbios arreciaban el país árabe más poblado del mundo.
Los militares dispararon contra los manifestantes en unos enfrentamientos que llevaron el caos a ciertas zonas de la capital y que seguro polarizarán aún más a los 84 millones de egipcios entre los que apoyan a Mursi y los opositores a su breve mandato.
En las calles alrededor de la mezquita Rabaa al-Adawiya, en el noreste de El Cairo, donde miles de seguidores de Mursi acampaban desde hace seis semanas, policías antidisturbios con máscaras se parapetaban tras coches blindados mientras los gases se extendían por el aire y neumáticos quemados provocaban nubes de humo negro que se alzaban al cielo.
Heridas de bala
En la morgue de un hospital cercano, un periodista de Reuters contó 29 cuerpos, incluyendo el de un niño de 12 años. La mayoría había muerto por heridas de bala en la cabeza. Una enfermera del mismo centro médico había dicho que contó 60 cadáveres y que esperaba que la cifra aumentara.
Los disturbios se extendieron más allá de la capital, en las ciudades de Minya y Asiut y en Alejandría, en la costa norte. Diecisiete personas murieron en la provincia de Fayoum, al sur de El Cairo, y cinco más en Suez.
Mohamed El-Beltagi, el líder del movimiento de los Hermanos Musulmanes de Mursi que encabezó las protestas, advirtió de un conflicto mayor y apuntó contra el jefe de las fuerzas armadas que depusieron a Mursi el 3 de julio después de protestas masivas que pedían su renuncia.
“Juro por Dios que si se quedan en sus casas, Abdel Fattah al-Sisi llevará este país a convertirse en Siria. Abdel Fattah al-Sisi empujará a este país a una guerra civil para escapar de la horca”, dijo.
Emboscada
Nueve horas después del comienzo del asalto, grupos de manifestantes seguían bloqueando calles, cantando y ondeando banderas mientras las fuerzas de seguridad trataban de impedir su reagrupamiento.
“Llegaron a las 7 a.m. Helicópteros por aire y buldóceres por tierra. Arrasaron nuestros muros. Policías y soldados dispararon gases lacrimógenos a niños”, dijo el profesor de 39 años Saleh Abdulaziz, que sujetaba una venda contra su cabeza ensangrentada.
“Siguieron disparando sobre los manifestantes incluso cuando les suplicamos que pararan”, añadió.
Occidente, principalmente Estados Unidos que entrega al Ejército egipcio 1.300 millones de dólares por año, expresó alarma por la violencia en su estratégico aliado árabe que tiene un tratado de paz con Israel y controla el vital Canal de Suez.