Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Con la abdicación del rey y la próxima llegada al trono del Príncipe de Asturias, Letizia Ortiz Rocasolano se convertirá en reina de España, un papel para el que lleva preparándose más de una década, desde que se comprometió con Felipe de Borbón.
Tras contraer matrimonio hace diez años, la experiodista de la televisión española Letizia Ortiz (Oviedo, 1972) se metió de lleno en su nueva misión y desde entonces no ha parado de formarse y trabajar teniendo siempre a la Reina Sofía como modelo.
Cada vez ha asumido más protagonismo y ha logrado consolidar un espacio propio de trabajo, dando su aval a actividades en favor de la infancia y la juventud, la educación, la lucha contra enfermedades penosas y la investigación científica en España
Una de las mayores preocupaciones de la princesa de Asturias siempre ha sido mantener, sin descuidar sus obligaciones institucionales, una vida privada lo más normal posible, junto a sus hijas.
En la última década, los príncipes han recibido juntos a más de 7,200 representantes de todos los sectores de la vida española en 248 audiencias con cobertura informativa y han intervenido en 1,516 actos oficiales.
Asimismo, sólo la agenda propia de Letizia le ha llevado a recibir a más de 2,100 personas en 107 audiencias y asistir a 190 actos oficiales.
La princesa ha contribuido asimismo a consolidar el papel de Felipe como promotor de los intereses españoles en el extranjero a través de 73 viajes en los que han visitado 38 países de cuatro continentes, sin olvidar las 70 visitas de su esposo a 39 países -incluidas 38 tomas de posesión iberoamericanas- y los dos viajes de Letizia a Ginebra para reunirse con expertos de la OMS.
Todo en un contexto en el que ha sido visible el distanciamiento público de los príncipes con la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarin, sometidos a investigación judicial por un caso de corrupción y lavado de dinero.
Algunos consideran a Letiza como una modernizadora de la Casa de Borbón de la misma forma que el matrimonio de Kate Middleton con el príncipe Guillermo impulsó la popularidad de los Windsor en Reino Unido.