(Bloomberg) Cientos de empresas están considerando trabajar en el muro de 30 pies de altura (poco más de nueve metros) que quiere construir el presidente Donald Trump en la frontera con México. Algunas, empero, no lo tocarán ni con una vara de tres metros.
El gigante del cemento Cemex SAB no participará, pese a estar bien posicionado como para beneficiarse dado que cuenta con plantas a ambos lados de la frontera.
Tampoco lo hará Vinci SA , una gran empresa de ingeniería francesa, después de que el máximo responsable, Xavier Huillard, mencionó las “sensibilidades” de los empleados.
Emmanuel Macron, candidato favorito a la presidencia francesa, advirtió a LafargeHolcim Ltd., el fabricante de cemento más grande del mundo, que evite intervenir. Los dirigentes sindicales de esa compañía han calificado el muro de antidemocrático.
Y los legisladores demócratas en California --el estado que, para muchos, representa todo lo que Trump no tiene-- han ido más lejos, amenazando con cortar lazos con las empresas que trabajen en el proyecto.
“Si participan en algo tan perjudicial para la economía y el medio ambiente de California como un muro, no queremos hacer negocios con ellos”, dijo el senador del estado Ricardo Lara, que presentó una legislación que los excluiría de los contratos gubernamentales.
No hay duda de que si el Congreso encuentra US$ 25,000 millones para construir el muro, alguien los tomará de buena gana. Pero cada vez más, las grandes empresas están sopesando el potencial beneficio en relación con los costos políticos.
Tormenta política
Trump promocionó su muro desde el comienzo de su campaña como una forma de cortar el flujo de mexicanos hacia el norte, a los que calificó de criminales, narcotraficantes y violadores.
Los simpatizantes aplaudieron, en tanto los opositores golpearon piñatas de Trump. Ahora, empresas a ambos lados de las más de 1,900 millas (3,060 kilómetros) de frontera y al otro lado del Atlántico han quedado atrapadas en la tormenta política.
LafargeHolcim recibirá presiones de los trabajadores, dijo Sylvain Moreno, dirigente del sindicato que representa a los empleados. La Confédératon Générale du Travail, una de las organizaciones de trabajadores más poderosas de Francia, comunicaría su oposición, aunque probablemente no recurrirá a disminuciones del ritmo de trabajo o huelgas.
“Fundamentalmente, estamos en contra de cualquier construcción que sea contraria a la libertad o contraria a la libertad de movimiento”, dijo Moreno. “Hay cierta inmoralidad” en participar.
El muro y la insistencia de Trump en que México lo pague han enfurecido a amplias franjas de la población de esa nación. La reacción adversa de los consumidores a una empresa que se arriesgue a beneficiarse torna improbable que los productores de cemento, como Cemex y Grupo Cementos de Chihuahua SAB y siderúrgicas como Altos Hornos de México SAB o Industrias CH SAB participen.
Cemex y Grupo Cementos tienen plantas en Texas y cerca de la frontera mexicana que normalmente estarían en una buena posición para llevar a cabo el proyecto.
Muchas compañías estadounidenses mantienen un perfil bajo. Fluor Corp., Chicago Bridge & Iron Co. y KBR Inc. son algunas de las pocas cotizadas en bolsa en una lista gubernamental de empresas que han expresado su interés en licitar. KBR se negó a hacer declaraciones, y Chicago Bridge & Iron no devolvió llamadas telefónicas ni correos electrónicos.