(Bloomberg) Una noche a fines de junio, cuatro autos negros interceptaron un camión en una carretera a 40 kilómetros de Río de Janeiro. Los delincuentes desactivaron el sistema de rastreo del camión, apuntaron con sus rifles al conductor y le ordenaron seguirlos de regreso a la ciudad hasta una favela llamada Chapadao.

Allí, los delincuentes traspasaron rápidamente la carga del camión – productos como artículos electrónicos y textiles valorados en 1,4 millones de reales (US$440.000) – a un vehículo que los esperaba. Una vez terminado el traspaso de la mercancía, el vehículo desapareció por las estrechas calles que recorren las colinas atestadas de pequeñas casas de ladrillo, según el informe de la policía.

Lo más extraordinario de estos robos es lo comunes que se han vuelto en Brasil, especialmente en unos cuantos caminos que llevan desde y hacia la región norte de Río de Janeiro. La tasa de robos de carga en Brasil es la más alta de América Latina, y una de las mayores del mundo, según BSI Supply Chain Services and Solutions. En el estado de Río de Janeiro, este tipo de delito ha aumentado más de un 150 por ciento en los últimos tres años.

Este fenómeno, en gran medida ha sido motivado por dos años de recesión que han afectado a Brasil. Las bandas de crimen organizado de la ciudad se han diversificado desde el tráfico de drogas y la extorsión al asalto de camiones, según Robert Muggah, director de investigación del Instituto Igarape, un centro de estudios de Río de Janeiro. ¿Por qué? En parte porque pueden vender fácilmente la mercancía robada a los residentes que luchan con una tasa de desempleo que supera el 11 por ciento y una inflación del 8 por ciento.

Robin Hood

Se puede obtener de todo, desde carne hasta productos farmacéuticos, cerveza, alcohol y teléfonos celulares. Y los precios son insuperables. Carne de cerdo, lavadoras y iPhones robados se vendían a menos de la mitad del precio en el comercio, según un residente de Chapadao. Los ladrones en ocasiones actúan como una especie de “Robin Hood” para ganarse el apoyo de las comunidades de la clase trabajadora, dijo Carlos Guimar, consultor de riesgos. Hace poco regalaron helados robados a los niños, comentó.

Con una grave escasez de policías, este tipo delito es una costosa distracción para empresas desde el fabricante de cerveza AmBev SA a JBS SA, el mayor productor de carne del mundo. Las primas de seguro están subiendo y las empresas dicen que no tienen más opción que aumentar el gasto en protección para hacer frente a delincuentes fuertemente armados. Las medidas de seguridad van desde usar camiones blindados a un sistema satelital que detiene automáticamente el motor del camión si se activa una señal de que fue robado.

“Invertir en seguridad es la única forma por ahora, y ni siquiera garantiza resultados’, dijo Leandro de Melo, jefe de riesgos de Meridional Cargas Ltda, la compañía de transportes cuyo camión fue robado en junio. “O inviertes para dificultar el robo, o te conviertes en un blanco fácil y tienes muchos más problemas – es más difícil negociar un seguro y más difícil traspasar los costos’’.

Se calcula que el valor de la mercadería robada en Río de Janeiro cada año fluctúa entre US$100 millones y cerca de US$1.000 millones. Los robos a camiones este año superarían los 8.000, según la policía, similar a la vecina Sao Paulo, cuya economía es casi tres veces mayor.

La corrupción sigue siendo otro problema, tanto en la policía como en los guardias de seguridad privados, dijo Muggah.

La carne de vacuno y de ave son los productos más preciados por los ladrones porque son fáciles de vender dado los crecientes precios en el comercio, según Venancio Moura, director de seguridad del sindicato de compañías de transporte de carga de Río de Janeiro.

Las aseguradoras, por su parte, ahora exigen a muchas compañías contratar consultores en riesgos. AmBev, la filial para América Latina del mayor fabricante de cerveza del mundo, contrató a ICTS Protiviti, tras sufrir 260 robos a camiones en noviembre de 2014, diez veces más que en los meses anteriores, señaló AmBev.