En su primer día, Donald Trump comienza a hacer grande a China otra vez

El lunes, el homólogo estadounidense del presidente de China, Xi Jinping, firmó una orden que retira el apoyo de Estados Unidos al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).

(Bloomberg) El Año Nuevo Chino, que comienza este fin de semana, tradicionalmente es un momento de regalos y festejos en el gigante asiático. Este año, nadie estará más feliz que el presidente Xi Jinping.

El lunes, el homólogo estadounidense de Xi firmó una orden que retira el apoyo de Estados Unidos al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). La decisión cumple con una de las promesas de campaña centrales del presidente Donald Trump.

Debido a que el pacto de libre comercio de 12 países fue una iniciativa de Washington y los otros signatarios hicieron concesiones, en gran medida, ante la perspectiva de un acceso al enorme mercado estadounidense, su firma prácticamente puso el sello de defunción al acuerdo. Trump promocionó la medida como “algo grande para el trabajador estadounidense”.

De hecho, es algo grande para la economía y el gobierno chinos. Una de las pocas cosas que parecen claras sobre la política exterior de Trump es que quería ponerse duro con China, limitar sus ambiciones geopolíticas y poner fin a sus supuestas prácticas comerciales desleales. Pero acaba de hacer ambas tareas mucho más difíciles.

Más allá de la constante desacreditación por parte de Trump, el TPP era una parte clave de la estrategia de Washington para contener a una creciente China e influir sobre ella.

Trump y sus nominados han hablado de imponer una “paz a través de la fortaleza” en Asia, amenazando con reconsiderar la política de Una sola China, bloquear el acceso del país a sus islas artificiales en el mar del Sur de China y redoblar las fuerzas navales estadounidenses en la región.

Todo lo que esto probablemente hará será envalentonar a los chinos de línea dura y elevar el costo para Estados Unidos de mantener su preeminencia en la región.

Es probable que el costo para Estados Unidos también incluya a algunos de sus aliados. Un TPP exitoso habría estrechado los lazos de Estados Unidos con importantes economías de la cuenca del Pacífico, desde Japón y Vietnam hasta Chile, al tiempo que habría solidificado la presencia estadounidense en la parte más vibrante y vital de la economía mundial.

Los países asiáticos ahora tienen muchas razones para poner en duda el compromiso y poder de permanencia de Estados Unidos, así como las promesas de sus líderes.

Varios enfocarán sus energías en el acuerdo de libre comercio para la región promovido por China, lo cual incrementará, en vez de disminuir, su dependencia de la economía china. Si Trump pide su respaldo para revertir el expansionismo chino, es poco probable que respondan al llamado.

Por el contrario, un TPP exitoso habría puesto presión sobre China, que no es firmante del acuerdo. En teoría, para competir habría tenido que abrir aún más sus mercados a compañías extranjeras y comenzar a acatar las reglas de comercio y negocios escritas en Washington. (De hecho, al menos algunos reformistas en China en privado acogieron con beneplácito el acuerdo como una manera de alentar la liberalización en el país). Es poco probable que las amenazas de Trump de imponer aranceles logren el mismo objetivo.

Y por otro lado, ¿por qué un negociador supuestamente astuto entregaría voluntariamente una de sus cartas más poderosas? Incluso si Trump verdaderamente odiaba el TPP, podría haber mantenido un aire de incertidumbre sobre sus intenciones (en esto, al menos, parece descollar).

En cambio, ha mostrado sus cartas antes de que haya comenzado cualquier negociación con China. Hasta ahí llegó el arte de negociar.

Si el lector cree que nada de esto tiene mucha importancia, entonces se está guiando por “hechos alternativos”. El futuro de las empresas estadounidenses está en Asia, donde cientos de millones de personas se están haciendo más ricas día a día.

Los exportadores estadounidenses necesitan acceso a estos mercados. Las compañías necesitan reglas claras más allá de sus fronteras y la capacidad de desarrollar cadenas de abastecimiento de bajo costo y confiables. Los acuerdos de libre comercio bilaterales, que Trump parece preferir, no son suficientes.

¿Y que hay de los empleos amenazados por el TPP? Bueno, el pacto efectivamente habría eliminado algunos empleos… en China. Al otorgar un tratamiento preferencial a las exportaciones de competidores de bajo costo de China, especialmente Vietnam, el TPP probablemente habría aumentado la salida de China de empleos industriales.

Eso habría puesto una presión extra sobre una economía china que ya lidia con un debilitamiento de la competitividad, el envejecimiento de la fuerza laboral y un menor crecimiento.

Trump asegura que como empresario tiene intenciones de llevar adelante el gobierno más proempresarial que haya existido. Pero descartar el TPP no es bueno para los empresarios estadounidenses.

No es bueno para los agricultores estadounidenses, quienes se aprestaban a ganar acceso al lucrativo mercado japonés, entre otros. No va a hacer que Estados Unidos sea más seguro ni reducirá los costos de mantener la seguridad y la libertad de navegación en Asia; todo lo contrario.

Tal vez Trump gane algunos puntos de relaciones públicas al informar por Twitter la noticia a sus seguidores. Más allá de eso, ha perjudicado a la empresa estadounidense, decepcionado a los aliados de Estados Unidos y afectado el prestigio estadounidense, tal vez de manera irreparable, en la región económicamente más importante del mundo. Feliz Año Nuevo.

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