(AFP) El Parlamento español rechazó la moción de censura contra el Gobierno del conservador Mariano Rajoy presentada por la formación izquierdista Podemos, que no obstante coincidió con los socialistas del PSOE en la necesidad de construir una mayoría alternativa.
De los 349 diputados presentes (faltaba uno), la moción obtuvo 82 votos a favor, 170 en contra y 97 abstenciones. Sólo respaldaron a los 71 parlamentarios de Podemos los 11 de los independentistas catalanes de ERC y los vascos de Bildu.
En contra, además del gobernante Partido Popular (PP, 137 escaños), se pronunciaron el centrista Ciudadanos (32) y un regionalista canario. Se abstuvieron el PSOE (85 diputados) y los 13 nacionalistas de centro-derecha catalanes y vascos.
En la segunda y última jornada del debate de la moción, el líder de Podemos y candidato a la presidencia, Pablo Iglesias, ofreció a los socialistas buscar acuerdo y entendimiento para “construir una mayoría alternativa”, un acuerdo que no lograron en 2016, lo que permitió a Mariano Rajoy ser investido de nuevo presidente.
El portavoz del PSOE, José Luis Ábalos, aceptó explorar esa posibilidad “para desmontar las políticas injustas del PP”, que en su opinión han producido un “deterioro social y un descrédito de las instituciones democráticas”, debido a las medidas económicas de austeridad y recortes, y a los casos de corrupción.
Los socialistas coincidieron en que el Gobierno conservador merece una censura, pero afirmaron que la iniciativa no estaba bien planteada, pues Podemos no intentó recabar antes los apoyos necesarios para que prosperara.
“La moción no es viable. Es necesario presentar un candidato y un programa verosímil. No generemos una expectativa falsa”, reprochó a Iglesias el portavoz socialista para explicar su abstención, aun reconociendo que comparten diagnóstico y algunas propuestas.
Al término del debate, Mariano Rajoy mostró su satisfacción. “Ha habido un rechazo a los radicales, a los extremistas.
La estabilidad es muy necesaria”, dijo el presidente, objeto de la tercera moción de censura en España desde el regreso de la democracia, en 1977, dos años después de la muerte del dictador Francisco Franco. Las otras también fracasaron.
Rajoy llegó al Gobierno en 2011, con una mayoría absoluta que perdió en las elecciones legislativas de 2015, fin del bipartidismo tradicional entre PP y PSOE por el auge de Podemos y Ciudadanos.
La fragmentación del Parlamento llevó a otras elecciones en 2016 y a un bloqueo político de meses, que Rajoy finalmente superó, gracias a la abstención del PSOE, para obtener un nuevo mandato.
El PSOE celebrará el próximo fin de semana su congreso federal, en que tomará posesión oficial como líder Pedro Sánchez, de nuevo al frente del partido tras su rotunda victoria en las primarias de mayo.
Sánchez mantiene un discurso de oposición frontal al Ejecutivo del PP y ha mostrado sus simpatías por el modelo de Portugal, donde los socialistas gobiernan con el apoyo de los comunistas y el Bloco de Esquerda, equivalente luso de Podemos.
En mayo Podemos ofreció a Sánchez retirar su moción si el PSOE presentaba una, después de que no descartara hacerlo si volvía a dirigir el PSOE. Eso sí, “se hará siempre y cuando prospere, no para perderla”, advirtió Sánchez.
No obstante, tras el debate, Pablo Iglesias opinó que se han “tendido puentes para construir una alternativa” e insistió en que hay “una mayoría suficiente para echar al PP del Gobierno, ojalá antes de Navidad”.
La sintonía entre PSOE y Podemos en la crítica al Gobierno del PP se desvaneció sin embargo en otro tema central que ya frenó el acercamiento en 2016: Cataluña, por el rechazo de los socialistas al referéndum de autodeterminación que pretende realizar unilateralmente el Ejecutivo independentista catalán en esta región el próximo 1 de octubre.
Iglesias, que aboga por un referéndum pactado entre el Estado y las autoridades catalanas, pidió al PSOE que sea “valiente” y avance en el reconocimiento de la realidad “plurinacional” de España.
Los socialistas proponen una reforma constitucional de corte federal en el marco de la actual Carta Magna. “Política y no trincheras”, dijo el portavoz Ábalos, en aparente alusión a la consulta de octubre.