(AFP) La votación que puede anular el mandato del presidente brasileño Michel Temer se desarrollaba el viernes en medio de fuertes tensiones en la corte electoral, con la expectativa de los analistas de que el mandatario, acosado por otras acusaciones de corrupción, sea absuelto en este caso.
El relator del informe, Herman Benjamin, se pronunció por la anulación del mandato, en tanto que el siguiente en emitir voto, Napoleao Maia, votó por mantenerlo. El Tribunal Superior Electoral (TSE) tiene siete miembros, y se espera que el caso quede resuelto este mismo viernes, después de cuatro jornadas de maratónicas sesiones.
“Voto por la anulación de la fórmula presidencial elegida en 2014 (Dilma Rousseff y Michel Temer), por los abusos que fueron investigados”, declaró Benjamin. A lo que Maia respondió: “Es mejor declarar inocente a un culpable que condenar a un inocente (…). Lo que tiene que preservarse aquí es el voto popular”.
El TSE examina si la reelección hace tres años de la fórmula Dilma Rousseff (PT, izquierda)-Temer (PMDB, centroderecha) debe ser invalidada por abusos de poder y financiación ilegal de la campaña, dentro del megafraude a Petrobras.
Temer llegó al poder tras la destitución el año pasado de Rousseff por el Congreso, por manipulación de las cuentas públicas.
En una muestra de las crispaciones que se viven en Brasilia, el Ministerio Público pidió que el juez Admar Gonzaga fuera apartado del caso por haber defendido en el pasado a Rousseff, lo que irritó al presidente del tribunal, Gilmar Mendes, antes de que la demanda fuera rechazada por unanimidad.
Los analistas creen que Temer logrará salvar su mandato por estrecho margen (4-3), aunque su situación seguirá siendo precaria por las acusaciones de corrupción en su contra.
La tormenta política, que estalló hace tres semanas con la divulgación de una comprometedora grabación, llevó a la corte suprema a abrirle una investigación por corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia.
Temer, sereno
En el centro de las discusiones ha estado la inclusión de pruebas obtenidas en delaciones premiadas de exejecutivos de la constructora Odebrecht, impugnadas por la defensa alegando que son posteriores a la apertura de esta causa.
Esas declaraciones contienen las acusaciones más graves contra la fórmula presidencial.
La prensa brasileña no pasa por alto que dos de los jueces del TSE fueron nombrados recientemente por Temer.
El presidente del TSE, Gilmar Mendes, ha pedido reiteradamente “moderación” a sus colegas por la relevancia que podría tener para el gigante sudamericano perder a un presidente por segunda vez en poco más de un año.
Temer ha estado siguiendo los juicios por televisión y está “muy sereno, tranquilo, confiado de que tiene la mejor tesis jurídica y de que será victoriosa”, dijo a la AFP una fuente del Palacio de Planalto.
Otros frentes abiertos
Fuera del TSE, hay otros fantasmas que preocupan al mandatario.
Esta tarde vence el plazo para que Temer entregue por escrito al Supremo Tribunal Federal (STF) las respuestas a un largo y comprometedor interrogatorio sobre su investigación por corrupción.
El mandatario deberá explicar, por ejemplo, por qué se reunió en su residencia -fuera de agenda y de noche- con el dueño del imperio cárnico JBS, Joesley Batista, que le grabó clandestinamente aparentemente dando aval al pago de un soborno.
Esa grabación detonó la crisis y es sólo una de las pruebas entregadas a la fiscalía como parte de un acuerdo de declaraciones premiadas de ejecutivos de JBS.
El fiscal general, Rodrigo Janot, podría presentar formalmente cargos contra Temer en cualquier momento, lo que podría apartarlo del cargo si esa denuncia fuera aprobada por la Cámara de Diputados y validada por el STF.
Mientras hace números para que los dos tercios de la Cámara no acaben validando esa denuncia, Temer saca pecho con la tímida recuperación económica que está experimentando Brasil después de la peor recesión de su historia.
Su mayor bandera de gobierno, la aprobación pendiente de dos reformas promercado, también se tambalea por la erosionada base oficialista en el Congreso.
El principal socio del partido de Temer, el PSDB (centroderecha), debe decidir el lunes si abandona el gobierno, con la vista puesta en las elecciones de 2018.
El PSDB podría optar por retirar a sus cuatro ministros, dando un golpe de imagen para Temer. Importante será ver, no obstante, si mantiene el apoyo a las reformas de austeridad.
Entretanto, planea la posibilidad de que un cercano exasesor de Temer, Rodrigo Rocha Loures, detenido por corrupción, haga una delación premiada con la justicia.
Si las proyecciones de Temer fallan y cae, el Congreso debería elegir al nuevo presidente en un plazo de 30 días, para completar el mandato hasta fines de 2018.