AFP.- Los mandatarios europeos aumentaron la presión sobre el gobierno sirio y su aliado ruso Vladimir Putin para facilitar la evacuación de Alepo, en una cumbre en que prolongaron sus sanciones económicas contra Rusia por su papel en Ucrania.
“Debemos condenar enérgicamente lo que sucede en Siria. El presidente [sirio Bashar al] Asad y sus apoyos en Rusia e Irán son responsables de la tragedia en Alepo”, dijo la primera ministra británica, Theresa May, quien pidió que los responsables “rindan cuentas”.
La cumbre tiene lugar cuando el régimen se apresta a retomar por completo Alepo, de donde ya fue evacuado el primer millar de sirios de los sectores rebeldes. En Bruselas, el alcalde de la parte este de la otrora capital económica urgió a la Unión Europea (UE) a salvar a sus ciudadanos.
“La historia no olvida. La historia está registrando el silencio internacional frente a los crímenes contra la humanidad en Siria”, aseguró a la prensa Brita Hagi Hasan, quien intervino además durante la reunión de jefes de Estado y de gobierno.
La UE tiene previsto “condenar con fuerza el continuo asalto contra Alepo por el régimen sirio y sus aliados, especialmente Rusia” e indicar que “considera todas las opciones disponibles”, según un borrador de conclusiones consultado por la AFP.
Aunque medidas contra Moscú por su apoyo al régimen sirio parecen descartadas, como reconoce un responsable europeo, los 28 decidieron prolongar hasta el 31 de julio del 2017 sus sanciones impuestas a Rusia en julio del 2014, tras el derribo de un avión comercial en el este prorruso de Ucrania.
Se queda sin regalo
“La decisión formal se adoptará en los próximos días”, precisó una fuente diplomática europea. Desde su adopción, la UE ha venido prolongando estas sanciones contra los sectores energéticos, de defensa y contra bancos de Rusia, que respondió con medidas de retorsión contra el sector agrícola europeo.
Las sanciones económicas son uno de los aspectos de las medidas punitivas decididas por la UE para sancionar su papel en el conflicto en Ucrania, país al que arrebató en marzo del 2014 la península de Crimea, una anexión que la UE no reconoce y que genera inquietud en vecinos de Rusia, como los países bálticos.
Para abordar los “asuntos relevantes para la seguridad europea, especialmente Ucrania”, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció una reunión de los embajadores de la Alianza Atlántica con Rusia el próximo lunes en Bruselas.
Rusia también sobrevolaba el ambiente de la última reunión del año cuando los 28, preocupados por la aparente cercanía de Putin con el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump, decidieron conceder las garantías reclamadas por Holanda para ratificar el acuerdo de Asociación con Ucrania.
“Retirar el tratado de la mesa es el mayor regalo que podemos hacerle a Vladimir Putin”, había advertido en la mañana el primer ministro holandés, Mark Rutte, los ciudadanos de cuyo país rechazaron la ratificación en un referéndum consultivo el pasado abril.
En una declaración conjunta, los líderes de la UE quisieron despejar las dudas holandesas, dejando negro sobre blanco que el acuerdo no constituye “un compromiso de conferir a Ucrania” el estatuto de adhesión en el futuro, ni una obligación de defensa mutua.
Brexit ordenado
A pesar del “complicado” orden del día, la atención también se centra en la cena informal sin la primera ministra británica, en la que se debería aprobar un documento que urge al “inicio lo antes posible de las negociaciones” con Londres, según una fuente europea.
“Acojo el hecho de que los otros líderes se reúnan esta noche para discutir sobre el Brexit, máxime cuando vamos a invocar el Artículo 50 para lanzar las negociaciones antes de finales de marzo del próximo año”, dijo a su llegada a la cumbre May, quien pidió un proceso “lo más tranquilo y ordenado posible”.
Los 27 se dicen “dispuestos a negociar” desde el mismo momento en que Londres notifique oficialmente su decisión de abandonar el bloque dando inicio a dos años de negociaciones de divorcio.
La reunión servirá para establecer la “organización de las negociaciones” más que el contenido, explicó otra alta fuente europea, para la que el ejecutivo comunitario en coordinación con las capitales debería negociar el divorcio, una opción rechazada de plano por la Eurocámara que reclama un mayor papel.
La marcha del Reino Unido, la primera de un país en 60 años de proyecto europeo, representa un duro golpe a un bloque debilitado por una serie de crisis desde el crash financiero de 2008, como la crisis migratoria o los atentados yihadistas en el corazón de Europa.