La República de Colombia
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Después de un proceso de 18 meses en el que se mantuvieron estancadas las negociaciones, las dos mayores economías del mundo (China y Estados Unidos) dieron una luz para recortar a cero más de 200 líneas arancelarias mediante una ampliación al acuerdo de Tecnología de la Información (ATI) de la OMC, lo que tiene a la expectativa a firmas tecnológicas y economías del mundo, especialmente a los signatarios de dicho acuerdo entre los que se encuentran 10 países de la región.
El compromiso político que se dio a conocer la semana que acaba de culminar, en la Cumbre de Cooperación Económica Asia – Pacífico, incluye productos como equipos médicos, dispositivos GPS, consolas de videojuegos, y los semiconductores de próxima generación. De concretarse este acercamiento entre Pekín y Washington, se podrían eliminar aranceles a cerca de US$ 1 billón de ventas anuales mundiales de tecnología, aunque no cubre a los televisores de pantalla plana, lo que puede resultar una irritación adicional para los grandes productores, como Japón y Corea del Sur.
David Barriga, director de Asia B Consulting, explicó que el acuerdo no se concretará tan rápido y que es más factible que sea un hecho el próximo año, pero lo importante es ver que se dejó claro el compromiso y que esta es una de las decisiones más importantes que se han tomado alrededor de la Organización Mundial para el Comercio (OMC).
Consumidores masivos o corporativos de las estadounidenses Apple, IBM, Microsoft, Intel o de las asiáticas Huawei o ZTE, serían los grandes beneficiados. “Las implicaciones en el comercio mundial son enormes teniendo en cuenta que esto va abaratar los precios de tecnología y no solo tiene que ver con temas de computadores, software o entretenimiento sino también con mayor impacto para la gente pues toca a los equipos de tecnología médica” puntualiza Barriga.
Carlos García, máster en Análisis de problemas políticos, económicos y culturales de la Universidad Externado de Colombia y especialista en temas internacionales de Asia, agregó que aunque es prematuro hacer vaticinios sobre plazos con el nuevo ATI ya que sigue la regulación y aplicación, inicialmente cuando se lleve a cabo habría repercusiones entre Estados Unidos y China, pues es un acuerdo bilatera.
“Si bien el ATI fue suscrito en 1997, Estados Unidos acusaba a China, el mayor exportador de tecnología de la información, de impedir la ampliación del acuerdo exigiendo demasiadas excepciones, que se aplican a productos como cartuchos de impresión, computadoras, aparatos para las telecomunicaciones o semiconductores”, puntualiza García.
Esta medida cubre a más de US$ 4 billones en comercio anual y con su actualización, según la Casa Blanca, aumentaría el PBI mundial anual por un estimado de US$ 190,000 millones.
Jose Roberto Concha, experto en comercio exterior, dice que esto haría que muchos de estos bienes que se dirigen a otras partes del mundo vean en Estados Unidos una mayor demanda, por lo que calcula el impacto desde dos aristas: negativamente, en el sentido de que los países que traen los productos se les puede encarecer; y positiva, porque la demanda interna de los territorios donde aún no se llevan los productos tecnológicos de China puede abastecerse por productores locales o de América Latina.
Mauricio Jaramillo Jassir, investigador del Centro de Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario, comenta que “de por sí China es bastante competitiva en materia de precios y si bien se espera una reducción en los productos, no creo que se dé un impacto homogéneo en el resto de países de América Latina, pues eso dependerá de aquellos que tengan acuerdos con Estados Unidos o los que ya hagan parte del ATI”.
“Se podrá tener beneficios por la obtención de la adquirir esos bienes de tecnología, pero el verdadero impacto se dará cuando la libre industria nacional tenga la capacidad de competir con los productos chinos”, manifestó Jaramillo.
Desde otra perspectiva Luis Francisco Cuestas, docente de negocios internacionales de la Universidad Politécnico Gran Colombiano, considera que el impacto de los aranceles en la tecnología es menor a los demás productos porque en este sector se compite por diferenciación y no por precio.
“El efecto sobre el precio es secundario, hay cosas más importantes en este sector como la protección de la marca o del secreto de innovación. Entonces esto será más un impacto sicológico que el mismo impacto comercial que puede llegar a tener”, dice Cuestas.
Participación de América Latina
Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú y República Dominicana son los países de la región que hacen parte de las 78 economías participantes.