“Usted puede sonreír, pero sucederá”, dijo Henry Ford en 1940, prediciendo la llegada de una máquina que era en parte automóvil y avión. Durante décadas los autos voladores han obsesionado a los tecnólogos pero han eludido su maestría. Finalmente hay razones para creer.
Varias empresas han dado esperanzas de que hacer volar a las personas en pequeñas cápsulas para viajes cortos podría convertirse en una realidad en la próxima década. Estos no son automóviles, ya que la mayoría no son aptos para conducir en tierra, sino pequeños vehículos, que pueden subir y aterrizar verticalmente, como helicópteros silenciosos.
Un prototipo de un pequeño avión eléctrico que es capaz de volar hasta 300 kilómetros por hora, hecho por la startup alemana Lilium, completó una exitosa prueba sobre Baviera el 20 de abril. Lilium está comenzando a trabajar en un vehículo de cinco asientos y espera ofrecer un servicio de paseo.
Otra empresa alemana, e-volo, ha estado probando un vehículo volador durante varios años. Recientemente mostró la segunda versión de su Volocopter eléctrico (en la foto), que podría recibir su certificación de vuelo el próximo año.
Hay por lo menos una docena de empresas experimentando con la fabricación de pequeños vehículos voladores de diferentes formas, incluyendo el gigante aeroespacial Airbus, en asociación con Italdesign Giugiaro, una división del fabricante de automóviles Volkswagen.
Muchos planean tener un piloto certificado al mando al principio y luego pasar a una configuración autónoma cuando las regulaciones lo permitan. También se está trabajando en vehículos tipo motocicleta, en los que usted se sienta con un pie a cada lado.
No importa cuál sea el fabricante más rápido en ganar velocidad, la empresa de servicios de taxi Uber tiene como objetivo estar en el centro de la atención. El 25 de abril celebró un evento en Dallas para anunciar su plan de ofrecer un servicio en el que la gente pueda solicitar un vehículo eléctrico de “despegue y aterrizaje vertical” y viajar rápidamente a destinos a los cuales tomaría horas ir durante tráfico pesado.
Al igual que no posee sus propios vehículos, Uber tampoco quiere construir estos aviones o plataformas de aterrizaje. En cambio, planea colaborar con otras empresas. Pero Jeff Holden, director de producto de Uber, no excluye la posibilidad de que la empresa pueda tener al principio algunos aviones, que estima que costarán alrededor de US$ 1 millón cada uno.
La empresa planea tener un prototipo de su servicio listo para el 2020. Lo lanzará primero en Dallas y en Dubái, ambas ciudades donde las autoridades tienen vasta experiencia en aviación y donde las personas conmutan largas distancias. La empresa promete de manera bastante optimista que el costo por milla aérea para los pasajeros será aproximadamente el de su servicio de autos de bajo costo, UberX.
Más allá de la gravedad, hay muchos obstáculos que superar para los fabricantes y empresas de servicios como Uber. Para los modelos con baterías, el alcance es limitado y la velocidad de carga sigue siendo lenta.
Si esta nueva forma de transporte quiere tener éxito en las ciudades, los fabricantes deben asegurarse de que los vehículos pueden despegar y aterrizar en silencio. Cómo supervisar y licenciar los nuevos aviones, que están sujetos a reglas mucho más estrictas que los automóviles, será objeto de intenso debate entre las autoridades reguladores, que tienden a moverse lentamente y apenas están empezando a entender los drones.
Es probable que los conductores de vehículos voladores también requieran una licencia de piloto, aunque quizás una licencia simplificada. El viaje por delante será largo.