(Bloomberg) Las empresas que deseen reemplazar trabajadores con tecnología podrían acudir a la británica Provident Financial Plc para ver cómo eso puede salir mal.
Durante más de un siglo, el modelo de negocios de la entidad de préstamos de alto riesgo, conocidos en inglés como subprime, tuvo vendedores independientes que fijaban sus propios horarios para ir de puerta en puerta en áreas de clase trabajadora y oficiaban de cobradores cuando vencían los préstamos.
En una reforma emprendida en febrero, su presidente ejecutivo, Peter Crook, dijo que despediría a esos 4,500 trabajadores freelance y los sustituiría con 2,500 empleados de tiempo completo cuyas reuniones con los prestatarios serían programadas por un software analítico y estarían controlados más directamente por la oficina central mediante iPad.
Durante la transición, los cobradores externos dejaron de esforzarse en su trabajo y el desgaste del personal fue mayor de lo esperado, dijo el miércoles en una entrevista Crook.
Antes, las ganancias informadas por Provident para su división de crédito para consumidores se redujeron casi a la mitad y las acciones sufrieron la peor caída ya registrada.
“La gente sabía que iba a dejar la empresa y por lo tanto probablemente no se molestó en trabajar”, dijo Gary Greenwood, analista de Shore Capital en Liverpool, Inglaterra. “La administración subestimó hasta qué punto sería así. Ahora surgirán preguntas, y la confianza en ellos quedará afectada”.
Reforma social
Darles créditos a los pobres es un gran negocio: las acciones de Provident triplicaron su valor en el último decenio, mientras los grandes bancos británicos tropezaban con la crisis financiera.
Fundada en 1880 por el reformista social Joshua Waddilove en Bradford, una ciudad del norte de Inglaterra, Provident tiene 2.4 millones de clientes, muchos desempleados o que dependen de la asistencia social.
Su libro de cuentas por cobrar valía unos 2,000 millones de libras esterlinas (US$ 2,500 millones) a fines de 2016. Además de los préstamos de puerta a puerta, la empresa opera una división de préstamos en línea a corto plazo, otorga préstamos en cuotas y tiene una marca de tarjeta de crédito.
Crook, presidente ejecutivo de Provident desde 2007, dice que los préstamos subprime siguen siendo un buen negocio en el Reino Unido, pese a que varios analistas, desde el Banco de Inglaterra hasta George Soros, manifiestan sus inquietudes ante una acumulación de deuda de los consumidores y una desaceleración de la economía a medida que se acerca el Brexit.
Él dijo que una depresión afectaría más a las principales entidades crediticias que a su empresa, la cual, según dijo, verifica los ingresos de todos sus clientes antes de otorgar préstamos.
Las acciones llegaron a desplomarse 20 por ciento, la peor caída desde por lo menos 1989, y retrocedían 18 por ciento el miércoles en Londres.
Sin cambios
Provident afirmó que no había habido cambios en la calidad subyacente del libro local de cuentas por cobrar, aunque la emisión de préstamos se estancó porque hay muchos menos agentes yendo de puerta en puerta.
Los créditos nuevos emitidos durante los cinco meses terminados en mayo quedaron 37 millones de libras por debajo del año anterior.
Con todo, Crook insiste en que la transición a los procesos administrados por software dará frutos.
“Solo ocurrió alguna interrupción que otra mientras realizamos el cambio”, dijo. “Los beneficios del nuevo modelo no han cambiado en absoluto, y confío en nuestra capacidad de lograrlo”.