Quizás la clave está en entender que el mundo digital va más allá de ser un soporte para mensajes publicitarios. Si la tendencia es que lo digital nos ayuda a organizar nuestra vida, lo que menos necesitamos son banners o pop ups que nos la interrumpan. Las marcas ganan mayor terreno –o fidelidad– cuando ofrecen contenido útil y relevante para la vida del usuario.
Cuando esta tarea es cumplida, la marca tiene alta visibilidad en los motores de búsqueda y en las redes, de manera gratuita y sin necesidad de otro tipo de anuncios. Por ello, cada vez más las marcas crean sus propios canales de YouTube, sus propias apps, blogs y tiendas virtuales. Se trata de cambiar el chip de conseguir clics por el de obtener resultados. ¿Cuáles son sus objetivos? La estrategia puede estar enfocada en impulsar el reconocimiento de marca, reforzar el servicio al cliente, aumentar el tráfico web, etc.
Se trata de inspirar al visitante y convertirlo en un cliente. El contenido que encuentre le genera confianza y credibilidad para comprar, sobre todo si se trata de testimonios de otros usuarios o de información valiosa que él mismo puede aplicar y comprobar.
Lo importante es realizar un análisis y seguimiento estadístico para ver el resultado de cada publicación y reforzar aquellas áreas en las que no ha habido éxito. El márketing de contenidos, finalmente, no vende un producto, construye marca.
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