Silicon Valley gana la batalla a Wall Street

El declive del sector financiero en Estados Unidos ha coincidido en el tiempo con la explosión del sector tecnológico, que se ha convertido en el favorito de los inversores, así como las empresas de Silicon Valley.

Hubo un tiempo en el que la industria tecnológica firmaba la anécdota entre los gigantes empresariales de Estados Unidos. En aquella época, justo hace diez años, solo Microsoft conseguía sobresalir en un ranking dominado por entidades financieras y empresas industriales.

Eran tiempos en los que el iPhone aún se incubaba en el laboratorio de Apple, en el que Internet empezaba a explosionar, en el que las redes sociales apenas eran una promesa y en el que el comercio electrónico suponía una fórmula de venta marginal.

En una época marcada por las suspicacias de los inversores, aún afectados por el pinchazo de una burbuja tecnológica que sacudió los cimientos del mercado a comienzos de la década de 2000, los accionistas optaban por empresas tradicionales, evitando riesgos.

Hoy, el riesgo parece encontrarse justo en el lado contrario y el dinero fluye hacia las empresas del reino de Silicon Valley. La mitad de las diez mayores compañías de la Bolsa en Estados Unidos opera en el sector tecnológico, protagonista de una clasificación en la que sólo destaca un banco: Wells Fargo.

No hay rastro ya ni de Citigroup, ni de Bank of America, que ocupaban la cuarta y la quinta posición en 2006. Hasta el gigante JPMorgan, un banco que gestiona activos valorados en más de US$ 2 billones, ha sido desplazado del top ten ante el empuje de compañías como Facebook y Amazon. Tampoco figuran los gigantes de la banca de inversión Goldman Sachs o Morgan Stanley.

Las cinco grandes empresas tecnológicas y la operadora AT&T, que puja por relevar a Wells Fargo de la décima posición, alcanzan una capitalización conjunta de 2,5 billones de dólares, dos veces y medio más de la valoración de los seis mayores bancos de Estados Unidos.

Mientras algunas empresas que se esperaban prometedoras, como Twitter, están defraudando las expectativas de los mercados, la mayoría ha seguido el camino contrario. Gigantes como Apple, Microsoft y Google llevan tiempo bien posicionadas en el ranking de las mayores empresas de la Bolsa, pero la irrupción de Facebook y Amazon apenas se produjo el año pasado.

Analistas e inversores saben que no se trata de una situación pasajera. El apellido tecnológico es sinónimo de empresa del siglo XXI, capaz de operar de manera omnipresente en casi cualquier sector. Apple, por ejemplo, vende aparatos electrónicos, pero puede convertirse en una entidad financiera si triunfa con Apple Pay.

Sus frustradas negociaciones para comprar Time Warner, desveladas por el periódico británico Financial Times, subrayan su interés por la diversificación, una estrategia que siguen Facebook y Amazon.

Google, por su parte, se esfuerza por anticiparse a los negocios del futuro, en lo que constituye una estrategia ganadora que se sostiene con la fuerte liquidez de la compañía. “¿No funcionan las Google Glass? No importa, el Google Car triunfará”, es el lema del grupo.

Las empresas del futuro son tecnológicas, como sigue demostrando la clasificación de las mayores compañías no cotizadas. Las diez primeras de este club operan todas en el sector tecnológico. La mayor es Uber, el grupo de transporte que ya vale unos US$ 68,000 millones; seguida del fabricante chino Xiaomi (US$ 46,000 millones); y la empresa de hospedaje Airbnb (US$ 25,500 millones).

En total, hay 174 compañías que se valoran en más de US$ 1,000 millones y que no cotizan. Cuando se resuelva la incertidumbre de los mercados y los temores de los inversores ante las OPV, paralizadas durante el primer semestre de 2016, se espera una nueva oleada de salidas a Bolsa de tecnológicas que, en el futuro, competirán por las diez primeros puestos del ránking de Standard & Poor’s 500.

El interés de los inversores por las nuevas empresas del sector tecnológico ha crecido de manera exponencial en el último año. En este tiempo, las acciones de Google se han revalorizado un 36%, Amazon se ha disparado un 66% en Bolsa y Facebook se ha revalorizado un 44%. El apetito por esta industria ha multiplicado también las valoraciones de las compañías que no cotizan.

El valor de Uber ha subido más de un 60% en un año, apuntalando un negocio que, en sus cinco años de vida, ha levantado más de US$ 12,000 millones de capital y deuda. Uber es la única empresa que ha superado los US$ 60,000 millones de valoración antes de salir a Bolsa.

Bancos
Wells Fargo, JPMorgan Chase, Bank of America Merril Lynch, Citigroup, Goldman Sachs y Morgan Stanley, representantes del poder de Wall Street, son las mayores entidades financieras de Estados Unidos. Su dominio en los mercados de todo el mundo sigue siendo indiscutible, pero la mayor crisis financiera en décadas que provocó el colapso de Lehman Brothers ha debilitado su posición.

Los seis mayores bancos de Estados Unidos valen conjuntamente en Bolsa casi US$ 900,000 millones, un 60% menos que las mayores tecnológicas.

El mayor banco por capitalización es Wells Fargo, que, paradójicamente, también es el más desconocido en el exterior. La entidad en la que invierte Warren Buffett ha conseguido mantenerse en el ranking de S&P 500 de las mayores empresas de la Bolsa gracias a su estrategia conservadora, a su enfoque en el mercado nacional y a su aversión al riesgo.

Su posición como décima mayor entidad de Estados Unidos está, pese a todo, continuamente amenazada. De la misma manera que JPMorgan se vio desplazado el año pasado ante la pujanza del sector tecnológico, la operadora de telecomunicaciones AT&T está poniendo en peligro el reinado de Wells Fargo.

El banco que dirige John Stumpf vale US$ 255,120 millones, frente a los US$ 241,390 millones de AT&T. La operadora, que en otra época brilló en la clasificación de las mayores compañías americanas, podría dar un salto de gigante si logra hacerse con el negocio de Internet de Yahoo!. Si consigue superar a Wells Fargo en el ranking, se abriría una situación sin precedentes, sin ningún banco presente entre las diez primeras entidades de la Bolsa.

Pese a todo, Wall Street no tira la toalla y se ha apuntado a la estrategia ganadora, redoblando sus inversiones en tecnología y abriendo un nuevo mercado conocido como fintech. La tendencia está haciendo que las oficinas de los bancos se vacíen de financieros, brókeres y estrategas para ceder el paso a ingenieros, informáticos y tecnólogos.

Goldman Sachs, por ejemplo, pretende invertir casi el 10% de sus ingresos en una nueva división de tecnología financiera, donde está trabajando en un sistema virtual de liquidación de divisas. En el caso de JPMorgan y Bank of America, este porcentaje se sitúa alrededor del 4%.

La era de Internet está haciendo también que las entidades financieras se desliguen de los mercados más elitistas en los que tradicionalmente se han concentrado para abrirse al gran público. Goldman Sachs, que históricamente se ha dirigido a grandes capitales, acaba de lanzar una cuenta de ahorro online en Estados Unidos con un mínimo de un dólar.

Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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