Sandra Vargas Gutiérrez
sandra.vargas@diariogestion.com.pe
Desde hace tiempo ya sabemos dónde tomar un buen café, un chilcano o disfrutar de un contundente plato de comida. Ofertas hay miles en Lima y de diferentes rubros.
Sin embargo, la exigencia de los comensales se ha incrementado en los últimos años: ahora también buscan vivir una buena experiencia en el local al que van. Y esta no solo la proveen la comida y el servicio. También la ofrecen la arquitectura y la decoración.
Bajo esta premisa, algunos cafés y bares ahora reúnen varias disciplinas artísticas para la comodidad y el deleite de sus visitantes.
Diseño completo
En una casa miraflorina de los años 40 se ubica “Café de Lima”, un local cuyo diseño reúne diferentes ángulos artísticos. El concepto estuvo a cargo de Más de Uno Estudio, que fusionó la música con la literatura, pintura y fotografía en los tres espacios.
“Cuando la gente sale a comer, ahora también exige experiencias. Quiere un espacio acogedor e innovador, y este proyecto fue multidisciplinario”, explica Peter Seinfeld, arquitecto responsable.
Así, en el diseño de las paredes trabajaron con el muralista Jade Rivero, y en los baños se incorporaron imágenes panorámicas de Lima de la fotógrafa aérea Evelyn Merino. En tanto, Renato Cisneros trabajó mensajes para este local, los cuales fueron plasmados en las cartas y escaleras (fotos superiores).
Finalmente, la música fue especialmente creada por un DJ para los diferentes horarios: “Las personas no deben reconocer la música para no distraerse. Esta solo debería acompañarlos”. Y todos estos elementos se integraron en un trabajo de identidad, que mantiene los mismos colores y estilo en diferentes ámbitos, incluyendo las redes sociales del local.
Cultura y folclore
En el 2011, “Ayahuasca”, el bar barranquino, comenzó a trabajar un concepto andino con foco en los muebles, paredes y colores de los telares (fotos inferiores).
Para ello, Sandra Humbel, arquitecta a cargo del proyecto, consideró fundamental que ningún elemento se trabaje en serie: “Cada silla, sofá o mueble fue diseñado con bastante tiempo y detalle. Todos son distintos. Cada uno lleva un diseño propio”.
Además, en la decoración de los espacios se trabajó conjuntamente con la artista plástica Maricruz Arribas. Durante cuatro meses se ocupó de detalles desde su punto de vista, como los pisos, paredes, vidrios con poemas, barras y reciclajes de muebles en diferentes espacios (con excepción del sótano).
“Trabajamos con una gran variedad de materiales, como hierro, periódicos, cristal, textiles, muebles viejos, objetos religiosos y fibras vegetales, como ichu, semillas, y resina”, comenta. Y agrega que todo el trabajo del bar fue como una réplica de su taller.