(Bloomberg).- Se necesitaron millones de años para que los humanos evolucionáramos de los simios. Puede que se necesite solo un siglo para que cambiemos nuevamente.

La ingeniería genética, que por décadas defraudó con promesas incumplidas, se está transformando gracias a una nueva herramienta llamada Crispr. Los científicos pueden utilizarla con sorprendente facilidad para manipular los genes de cualquier ser vivo. En un primer momento se usó para detectar enfermedades genéticas, modificar alimentos y desarrollar nuevos medicamentos. Su uso futuro depende de nosotros.

Crispr (por las siglas en inglés de clustered regularly interspaced short palindromic repeats: repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas) protagoniza el siguiente episodio de la nueva serie web animada de Bloomberg “Más pronto de lo que pensabas”, que examina algunos de los mayores avances en la historia de la humanidad que aún no han ocurrido.

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La investigación genética ha progresado con rapidez. El número de solicitudes de patentes en Estados Unidos que citan la tecnología Crispr pasó de cuatro a más de 230 entre el 2012 y el 2015. Este año ya está acercándose a duplicar esa cifra. Casi todos los laboratorios genéticos del mundo se están cambiando a Crispr, porque es barato, preciso y fácil de usar.

Hay que aclarar que muchas de sus impresionantes aplicaciones (como curar el cáncer o el SIDA o crear órganos de reemplazo) todavía están limitadas a placas de Petri y ratones de laboratorio. Y la posibilidad más sorprendente todavía puede estar a unas décadas de distancia: revertir las enfermedades que conlleva el envejecimiento.

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Por el momento, Crispr representa la democratización de una tecnología poderosa. Incluso antes de su llegada, los costos de la ingeniería genética estaban bajando a una velocidad que deja en ridículo la Ley de Moore. Ahora, por sólo un par de cientos de dólares, un aficionado de fin de semana puede empezar a alterar ADN. Estudiantes de posgrado están trabajando en proyectos de tesis que tiempo atrás hubiesen sido considerados trabajos determinantes de toda una carrera.

La ingeniería genética es una ciencia fundacional, a la par de la electricidad, los antibióticos, la ingeniería espacial y en internet. Cuando los científicos obtienen nuevas herramientas como esta, especialmente con aplicaciones para consumo tan claras, la transformación de ciencia ficción a realidad puede ocurrir instantáneamente.