No es un secreto que ingresar al mundo de la política viene con un alto precio. A prácticamente un mes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Mitt Romney sabe esto mejor que nadie.
El co-fundador de Bain Capital, una de las firmas privadas de inversiones más importantes del mundo, tendría una riqueza cercana a los US$ 2,000 millones si no hubiera elegido llegar a la Casa Blanca.
Actualmente, de acuerdo a una publicación de Forbes, Romney tiene una riqueza estimada en US$ 230 millones, pero al haberse retirado de Bain Capital antes de disfrutar del boom de capitales privados, el actual candidato republicano dejo de percibir US$ 1,770 millones.
Participación perdida
Por si fuera poco, Forbes también proyectó la participación de intereses de la compañía que el candidato abandonó, basándose en el ejemplo de otras firmas como Carlyle Group, Blackstone Group y Oaktree Capital, que ahora transan en la Bolsa.
“Considerando la valoración del mercado en Bolsa de estas firmas como un porcentaje de sus activos gestionados, es posible estimar el valor de Bain Capital en US$ 5 mil millones o más sobre la base de sus US$ 66 mil millones de activos gestionados”, indicó el artículo.
Inicialmente, Romney era propietario del 100% de Bain, pero al dejar la firma, su participación se vería reducida a un 30%. Aun así, los intereses de Romney en la compañía valdrían US$ 1,500 millones actualmente. Bloomberg llegó a una conclusión similar: si el valor de Bain fuese US$ 11 mil millones, Romney tendría US$ 1,320 millones con una participación compartida.
Sin arrepentimientos
Sin embargo, los sueños políticos de Romney parecen pesar más que cualquier cosa. Ya lo demostró en el 2008, cuando gastó US$ 45 millones de su propio bolsillo para financiar su campaña presidencial.
De hecho, también candidateó para el Senado en 1994, aunque perdió frente a Ted Kennedy. Aunque dado el éxito de Bain en los años 90, perder esa campaña pudo haber sido la mejor la mejor jugada financiera de Romney. Como prueba están las declaraciones que dio a Bloomberg: “decidí hacer algo que me importaba profundamente, porque me importa mi país”.