Recién el 19 de junio, su primogénito, Carlos Ftiz-James Stuart, fue oficialmente nombrado duque de Alba. Sin embargo, el hijo de Cayetana de inmediato aclaró a los medios que quiere seguir siendo conocido como “Carlos, duque de Huéscar”, porque prefiere no usar el título de la Casa de Alba, por el momento por respeto a su madre.
A su muerte, sus seis hijos –los que tuvo con su primer marido, el ingeniero Luis Martínez de Irujo- se convirtieron en los herederos de una de las fortunas nombres más grandes de España. En 2011, les había entregado parte de su herencia en vida, pero con usufructo hasta su muerte. Esta medida le fue “impuesta” por los hijos cuando decidió casarse por tercera vez con su novio 24 años menor que ella.
Ya ha surgido tensiones después de la muerte: el duque de Huéscar es quien toma las decisiones y pidió a sus hermanos que abandonaran el lugar y vivan de sus rentas.
Carlos, el nuevo duque de Alba
Alejado de la fama que tanto le gustaba a su madre se encuentra Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo (66 años), el nuevo duque de Alba. Por petición de su madre, invirtió el orden de los apellidos para que no perdiera el apellido familiar, el que proviene de un hijo ilegítimo del rey Estuardo Jacobo II de Inglaterra. Este abogado, que herdó cerca de 40 títulos nobiliarios, preside la Fundación Casa de Alba y es el único que tiene potestad hoy para administrar la fortuna y el patrimonio. A sus hermanos no les habría caído bien cómo está tomando las riendas de la familia: por ejemplo, quiere vivir solo en el Palacio de Lira y les habría pedido que saquen sus pertenencias de allí.
El nieto, soltero de oro
Su padre Carlos se casó en 1988 con la noble sevillana Matilde Solís-Beaumont, hija de los marqueses de Motilla. De este matrimonio nació él, Fernando (24), y su hermano Carlos (23), pero sus padres se separaron en el 2001.
Tras la muerte de su abuela es el nuevo duque de Huéscar, heredero de la Casa de Alba. Cayetana le dejó uno de sus bienes más queridos, el Palacio de las Dueñas en Sevilla, aunque la decisión disgustara a sus tíos.
En España es visto como un “soltero de oro” y la revista francesa Point de Veu lo eligió como uno de los mejores 40 “partidos” del mundo.
Vivió su infancia y adolescencia en Madrid y después de la separación de sus padres viajaba con frecuencia a Sevilla para estar con la duquesa de Alba y con sus abuelos maternos. Estudió Derecho en Londres y Marketing en Madrid.
Alfonso, banquero y empresario
Junto a su hermano Carlos, Alfonso (64), duque de Híjar, se encarga de los asuntos financieros de la Casa de Alba. Este concertista de guitarra clásico fue ejecutivo del banco Morgan en París, además ha trabajado en el Banco Saudí y en el Instituto Epresa. Su madre le dejó, entre otras cosas, el Castillo de El Tejado en Salamanca, que está en ruinas.
Se casó en 1977 con la noble María de Hohenlohe, con quien tuvo dos hijos, Luis (37) y Javier (34), los nietos mayores de Cayetana. Y Javier tuvo dos hijos: Sol (la primera bisnieta de la duquesa de Alba y Alfonso.
Jacobo, el bohemio
El artista y bohemio de la familia es Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo 860), conde de Siruela. Dejó sus estudios de Filosofía y Letras para dedicarse a la pintura, el arte y los viajes. En 1981 recibió el Premio Nacional de Edición con el libro “La muerte del Rey Arturo”, que él había traducido. Esto lo impulsó a crear la editorial Saruela. En 1980 contrajo matrimonio con María Eugenia Fernández de Castro, con quien tuvo a Jacobo (34) y Brianda (31). Se casó por segunda vez con la periodista Inka Martí, con quien fundó la editorial Atalanta en 2005. Viven en el campo, alejados de la fama. La duquesa de Alba castigó este matrimonio al momento de repartir la herencia en vida: solo le adjudicó a Jacobo tierras de escaso valor.
Fernando, el mediador modesto
Introvertido pero cordial, soltero y sin hijos, es el cuarto hijo de Cayetana, Fernando Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart (55), marqués de San Vicente del Barco. Estudió Derecho y se especializó en la banca en París y Nueva York. Actualmente trabaja para el Banco Santander. Su madre le dejó Las Cañas, la casa de Marbella. Tenía un departamento en el Palacio de Liria, pero su hermano Carlos le pidió que lo abandonara. Él era quien solía mediar entre los tres hermanos mayores (Carlos, Alfonso y Jacobo) y los menores (Cayetano y Eugenia).
Alfonso, el duque viudo
El viudo de Alba, Alfondo Díez (62) pasó de ser funcionario público a “duque”. Luego de la muerte de Cayetana, estuvo unos meses alejado de la vida pública, pero volvió a Sevilla. No quiere hablar de asuntos económicos y está alejado de los hijos de Cayetana. Su abogado es quien se reúne con los representantes de la Casa de Alba, alegando que le correspondía el 26% del usufructo que tenía la duquesa. Una vez convertido en duque dejó su trabajo para vivir con su mujer en Sevilla, por lo que ella habría dicho que él merecía una pensión digna; sin embargo, no lo estableció en su testamento. Hoy la ley le concede solo el tercio de su mujer, conformados por cuadros que no son parte de la Fundación Casa de Alba, los que habría de repartir entre sus seis hijos. Las conversaciones seguirían sobre si se le entregará una pensión mensual o el monto total.
Eugenia, la niña de la casa
La única mujer y la menor es María Eugenia Brianda Timotea Cecilia (46), duquesa de Montoro. Terminó su bachillerato en Madrid y luego trabajó en Tous y Kelme. Se le adjudicó la casa de Ibiza. En 1998 se casó con el torero Francisco Rivera, con quien tuvo a su hija Cayetana (15). Se divorció en el 2002.
Cayetano, el equitador
Cayetano Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart (52) ha dedicado su vida a la equitación y es una figura mundial en ese deporte. No solo le habrían dicho que dejar el departamento en el Palacio de Liria, sino que también le quitaron el sueldo que recibía, pero seguiría comercializando productos de la Casa de Alba. En el 2005 se casó con la mexicana Genoveva Casanova, con quien tuvo a los mellizos Luis y Amina (13). Se separó en el 2007.