AFP.- Sin la renta turística y en medio de una crisis económica sin precedentes, Egipto tiene dificultad para preservar su fabuloso patrimonio histórico.
“Es catastrófico”, diagnostica sin vueltas Fayza Haikal, egiptóloga y profesora de la Universidad Americana de El Cairo.
La inestabilidad política, luego de la revolución de 2011, la destitución del presidente Hosni Mubarak y la del presidente islamista Mohamed Mursi en 2013, así como la amenaza terrorista hicieron huir a los visitantes extranjeros.
El ministerio de Antigüedades, que se financia en parte con los derechos de ingreso a los museos y sitios históricos, no tiene recursos sin turistas.
“Desde enero de 2011 (…) nuestros ingresos cayeron. Esto impacta en el estado de los monumentos”, explicó a la AFP el ministro de Antigüedades, Jaled el Enany.
Las entradas sólo sumaron 300 millones de libras egipcias (US$ 38.4 millones) en 2015, contra 1,300 millones en 2010 (US$ 220 millones), según las cifras oficiales y la tasa de cambio de la época.
Al mismo tiempo, la cantidad de turistas cayó de 15 a 6,3 millones por año. Una tendencia que se confirmó en 2016.
De la pirámide de Guiza, la única de la siete maravillas del mundo antiguo que aún perdura, a los templos del alto Egipto, pasando por las iglesias y edificios islámicos, el patrimonio egipcio necesita esfuerzos de preservación permanentes.
Las “antigüedades se deterioran por todos lados”, se alarma el arqueólogo Zahi Hawass, exministro de Antigüedades.
El costo es importante en un Egipto con un crecimiento económico de capa caída, una espectacular inflación y escasez de diferentes productos.
A la espera de una eventual reactivación del sector turimo, Hawass, que también es consejero del ministro, empuja un aumento de las exposiciones en el extranjero.
“¿Por qué mantener a Tutankamón en un lugar oscuro del museo de El Cairo? Tutankamón puede traer dinero” y, prestándolo a otros países, pagar los sueldos del ministerio “durante 10 años”, estima.