El envejecimiento de la sociedad mantendrá las tasas bajas en UE

El rápido envejecimiento en muchos de los países más grandes de la zona euro significa que las tasas probablemente sigan siendo bajas incluso cuando el Banco Central Europeo ponga fin al actual ciclo de acomodamiento extraordinario.

Bloomberg.- Los ahorristas europeos que esperan ver tasas más altas deben estar atentos a un nuevo enemigo después de Mario Draghi: la demografía.

El rápido envejecimiento en muchos de los países más grandes de la zona euro significa que las tasas probablemente sigan siendo bajas incluso cuando el Banco Central Europeo ponga fin al actual ciclo de acomodamiento extraordinario. De hecho, las tasas nominales a corto plazo podrían ser de tan solo 1 por ciento en 2025, si la población evoluciona según las proyecciones actuales.

La conclusión proviene de un estudio de los economistas Giuseppe Ferrero y Stefano Neri del Banco de Italia, y de Marco Gross del Banco Central Europeo.

El envejecimiento de la sociedad afecta la política monetaria de varias maneras. Una longevidad más alta y unas tasas de natalidad más bajas significan que hay menos trabajadores para financiar las pensiones, lo que requiere que los jubilados ahorren más; esto, a su vez, puede desalentar la inversión y el gasto. Además, el simple hecho de que la mano de obra esté disminuyendo implica que se invertirá menos capital en poner a la gente a trabajar.

“La alta persistencia de los factores demográficos los hace particularmente relevantes desde una perspectiva de política monetaria y estabilidad financiera, en la medida en que afectan tendencias de mediano plazo de las tasas de interés nominales y reales”, escriben los autores. “En la próxima década, la evolución demográfica adversa en la zona del euro puede continuar ejerciendo una presión a la baja sobre las tasas de interés nominales y reales a corto y largo plazo, limitando potencialmente la capacidad de la política monetaria para adaptar su postura”.

El estudio analiza tres hipótesis para la evolución de la sociedad de la zona euro en lo que hace a migración, fecundidad, crecimiento de la población, tasa de dependencia, etc.: la propuesta de la Comisión Europea en su Informe de Envejecimiento de 2015; una línea de base más optimista donde las cosas permanecen como están hoy; y una que está a medio camino entre las anteriores.

En la hipótesis de la Comisión, el crecimiento potencial en 2025 es de sólo 0,6 por ciento anual, el deflactor del PIB -medida de la inflación generada internamente- es de 1 por ciento, el desempleo es más alto que hoy, ubicándose en casi 10 por ciento, mientras que las tasas reales y la productividad están clavadas cerca de cero.

Esto significa que las tasas nominales a corto plazo, establecidas en gran medida por el BCE, serían de alrededor del 1% para entonces, en comparación con un promedio anterior a la crisis de más del 3%.

Esto todavía está muy lejos -la principal tasa de refinanciación está en cero y el BCE dice que no la subirá hasta mucho después del final de sus compras de activos, o a fines de 2018 como muy temprano- pero la tendencia de largo plazo es clara. Entretanto, los ahorristas europeos quizá podrían tener una mirada más indulgente respecto de la inmigración si quieren retornos más sólidos en las próximas décadas.

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