(Bloomberg) Cuando vaya al supermercado échele un vistazo a cualquier paquete. Hay una probabilidad de alrededor del 50% de que el producto contenga aceite de palma.
El aceite para cocinar más utilizado del mundo está en todo: desde la masa de la pizza hasta los helados o el champú.
El consumo mundial per cápita ha aumentado a más del doble desde el año 2000 a 7.7 kilogramos (17 libras) en el 2015, según datos de Gro Intelligence. Malasia e Indonesia producen alrededor de 85% del suministro mundial.
El aceite de palma es tan popular debido a que tiene una alta resistencia a la oxidación, lo cual significa un largo período de conservación y lo hace útil para freír, como también adecuado para climas calientes, de acuerdo con R.E.A. Holdings, empresa con sede en Londres que tiene plantaciones en Indonesia, el mayor productor del mundo.
El aceite también se usa en jabones y detergentes, y como materia prima en la producción de biocombustibles. El ácido graso derivado del aceite de palma se emplea en cosméticos y productos farmacéuticos.
La palma de aceite, oriunda de África, fue introducida en Malasia por los británicos en la década de 1870 como una planta ornamental.
La producción comercial en el país empezó en 1917 con Henri Fauconnier en Selangor, en la costa oeste de Malasia peninsular, después de visitar una plantación en Indonesia para obtener plántulas, según el Consejo Malasio del Aceite de Palma.
La expansión fue apoyada como parte de una medida gubernamental para aliviar la pobreza mediante el aumento de la producción agrícola, con plantaciones de aceite de palma en reemplazo del caucho a partir de 1961.
El aceite se convirtió en el principal producto agrícola de Malasia en 1989. La producción ha aumentado más de tres veces desde 1990 a un récord de 19,96 millones de toneladas métricas en el 2015, antes de que la sequía vinculada con El Niño la redujera el año pasado, según datos de la Junta Malasia del Aceite de Palma.
La producción mundial también está aumentando con la aceleración de la demanda, ya que se utiliza más para producir biocombustibles, especialmente en Indonesia.
La expansión en Malasia e Indonesia no ha estado libre de polémica, con acusaciones de que agricultores usaron métodos ilegales de tala y quema para despejar tierras para plantaciones, destruyendo bosques tropicales y hábitats de animales, como los orangutanes.
En 2015, se atribuyó a esta práctica una neblina severa que cubrió partes de Asia, trastornando viajes aéreos, causando muertes prematuras y costando a las economías de la región miles de millones de dólares.
La preocupación sobre los impactos ambientales y sociales del aceite de palma han sido objeto de un mayor escrutinio por parte de organizaciones no gubernamentales, incluido el uso de drones para vigilar el desmonte de tierras.
Algunos grupos, como Greenpeace y World Wildlife Fund dan calificaciones a compradores según su uso de aceite de palma sostenible. En 2004, la industria formó la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible para establecer estándares en asuntos como el medio ambiente y el trabajo, y para emitir certificaciones.
La agricultura contribuyó 8.9% del producto interno bruto de Malasia en el 2015, y el aceite de palma representa 47% de la actividad económica, según datos gubernamentales.
El país está tratando de aumentar el ingreso proveniente del aceite de palma en el marco de la Estrategia Alternativa de Biomasa 1Malaysia, con el cual se busca crear más de 66,000 nuevos puestos de trabajo y elevar la contribución del sector al ingreso nacional bruto de Malasia por 30,000 millones de ringgit (US$ 6,900 millones).