Bloomberg.- A los 52 años, Keanu Reeves vuelve a ser un producto en alta demanda. Sí, el 2017 es así de extraño.
John Wick: Capítulo 2, la última película del galán de la década de los 90, recaudó un estimado de US$ 30 millones en ventas en Estados Unidos durante su primera semana en los cines. Eso es más del doble de lo recaudado con la primera película y el cuarto mejor debut del año.
Reeves, uno de los activos más volátiles de Hollywood, no es conocido como uno de los mejores actores y ciertamente ha participado en algunas películas horribles en sus años de carrera.
Por cada Matrix, hay un Johnny Mnemonic, por cada Máxima Velocidad, hay un Dulce Noviembre. Recientemente, Reeves tuvo el papel protagónico en 47 Ronin, un opulento espectáculo de artes marciales que fue un fracaso rotundo. En resumen, Reeves es una genuina estrella de cine, pero una de rachas.
De sus películas principales, la correlación entre ingresos de taquilla y puntaje de la crítica en el sitio web Rotten Tomatoes, que reúne reseñas, es un anémico 0.5. Lo que significa que sus películas más lucrativas también son sus proyectos más castigados por la crítica.
Sin embargo, Reeves finalmente parece haber encontrado su nicho. Las dos películas John Wick están entre sus proyectos más alabados de su carrera.
Claro que no hay mucho en estas películas: Los efectos especiales son mínimos y la trama, espartana: un matón de segunda categoría mata al perro de alguien y roba su auto … y ese alguien resulta ser la persona equivocada. Sin embargo, la acción es constante. La cinematografía es aguda y las escenas de peligro son sublimes.
Si Los Vengadores es la película de acción equivalente a una competencia de poesía occidental, las películas de Wick son poesía japonesa. Son todo lo que un posible éxito de taquilla como 47 Ronin no es. Y lo que es más importante, no son caras de realizar: el equivalente de Hollywood a una acción subvaluada.
Lions Gate Entertainment se encargó de los derechos de distribución para la primera película Wick solo 11 semanas antes de su debut. Con un leve impulso de marketing se convirtió en un activo muy rentable, recaudando respetables US$ 44 millones en cines nacionales antes de tener un sólido resultado en plataformas digitales de streaming.
“Uno piensa ¿’cuál será la gran franquicia que viene luego de Juegos del Hambre y Divergente’?’ Adivine cuál es, es John Wick”, afirmó el analista Paul Dergarabedian de comScore. “Es una máquina de hacer dinero y el sueño de un estudio de cine”, agregó.
El máximo ejecutivo de Lions Gate, Jon Feltheimer, indicó que las películas de Wick aterrizan en un dulce momento financiero para su estudio y en general para Hollywood.
Durante una reciente conferencia telefónica con analistas, dijo que la secuela ilustra “la sustentabilidad de un modelo de películas que permite crear éxitos sin tomar riesgos exagerados”.
En resumen, Reeves es la estrella de cine del momento. Está lejos de su mejor momento con Johnny Utah, pero por eso no necesita un pago del tamaño de Dwayne “La Roca” Johnson.
Además, sigue siendo un nombre reconocido. Las mejores partes suyas están en total exposición en Wick: un estoicismo a fuego lento y diálogos lacónicos suficientemente simples como para ser al mismo tiempo oscuros y divertidos.
“Es un hombre de pocas palabras que da palizas, como Arnold Schwarzenegger en el original Terminator”, dijo Dergarabedian. “No puedo pensar en otra estrella de cine que lo logre de la manera que lo hace Keanu Reeves”.