Este año, la subasta de verano del Museo de Arte de Lima (MALI) se asemeja a una feria en playa, con oferta abundante y precios de saldo.
El 31 de enero, en Playa del Golf de Asia, se han dejado a un lado a los maestros que cuestan centenares de miles de soles, por esta vez. El podio le será concedido al artesano, al artista recién egresado que empieza a hacerse de un currículum, y al diseñador.
Un coleccionista joven
“Como MALI tenemos la intención de señalar nuevas áreas de coleccionismo”, expresa Armando Andrade, presidente del comité de subasta de dicho museo. El objetivo de esta subasta, según señala, es poner arte joven sobre la mesa.
Su apuesta, posiblemente también termine atrayendo a compradores jóvenes interesados en decoración a bajos precios. Y la artesanía los tiene, por más difícil de conseguir que sea.
A más de 3,000 metros de altura, en Quinua (Ayacucho), los campesinos de arcilla de Mamerto Sánchez se broncean a fuego vivo. El alfarero los decora con escenas flores y espigas de trigo.
En la subasta, el precio base para las cerámicas de Sánchez oscilará entre US$ 80 y US$ 140. Es casi el mismo que el del retablo de Alfredo López Morales, otro ayacuchano con técnica de antaño.
El imaginerista aprendió de su abuelo, el famoso artesano Joaquín López Antay, el arte de cómo crear tinta a partir de la papa blanca.
Consagrados
La pieza más cara de la noche, según Andrade, le pertenece al pintor Alejandro Jaime. Su obra se caracteriza por una fuerte predominancia del paisaje y elementos geológicos. La de la subasta está cotizada en un precio base de US$ 9,000.
Una apuesta media es la que se puede hacer por Gabriel Acevedo. Las obras del dibujante y fotógrafo suelen girar alrededor de las relaciones entre un individuo y el grupo o público. Muchas de sus piezas consisten en fotografías de montajes con personas.
Para esta subasta, su propuesta es una pintura que juega con las líneas, la geometría y los colores del arco iris. Todo resalta en un fondo blanco.
Tres artistas y sus obras
Luis Ortiz de Zevallos
Decoración. “Tomé una línea que ya venía trabajando; la yuxtaposición de planos repetidos”, destaca Ortiz de Zevallos.
Para la subasta presentará una lámpara colgante de acrílico, con estructura de acero inoxidable. Empezó a diseñarla el año pasado exclusivamente para este evento, por encargo directo del museo.
También ha diseñado dos sillas gemelas, de 14 piezas idénticas cada una.
Vacide Erda
Accesorio. Una escultura portátil; esa fue la premisa que la diseñadora de accesorios, Vacide Erda, tomó cuando empezó a diseñar la cartera que hoy subasta en el MALI.
Su inspiración: Estambul. “Siempre quise hacer algo pensado en esa ciudad. Si bien aún no he armado un proyecto concreto, hago cosas esporádicas como algunos collares y esta cartera, que me recuerda mucho a las lámparas y los techos de los restaurantes“, confiesa.
Sandra Serrano
Textil. La diseñadora Sandra Serrano creó una colección de piezas textiles inspiradas en las actividades sostenibles en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Bahuaja Sonene, donde la minería ilegal, la tala y los sembríos de coca acechan el área natural protegida.
“Para el tejido de estas piezas trabajé junto al telarista Alberto Mamani durante 10 días y ya en Lima bordé y cosí cada pieza con ayuda de mi asistente”.