Actualmente cerca de 325 millones de personas tienen asma en el mundo, y debido al aumento de los casos, las Guías de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias estima que este número llegaría a los 400 millones en el 2025.
En el Perú, sin embargo, la incidencia es mayor. Cerca de uno de cada tres niños peruanos sufre de asma, con lo cual es el país latinoamericano con mayor incidencia de esta enfermedad.
La mayoría de casos de asma se encuentran en las ciudades ubicadas en la costa, principalmente en Lima. El característico clima húmedo y la contaminación ambiental de la capital hacen que los casos de asma aumenten. La gran concentración de personas en estas zonas influye en la frecuencia del asma.
Los pacientes con asma tienen mayor riesgo de desarrollar depresión, lo que afecta su calidad de vida, al sufrir de alteraciones del sueño, estrés, ansiedad, ataques de sibilancias (silbidos en el pecho al respirar), dificultades para hablar y restricciones en la vida social.
Con frecuencia el asma no se diagnostica correctamente y muchas muertes están relacionadas a la falta de un tratamiento adecuado. El costo económico del asma es considerable, tanto en términos de costos médicos directos, como los ingresos hospitalarios y el costo de los productos farmacéuticos. También los costos médicos indirectos (tiempo laboral y muerte prematura), pues esta enfermedad causa la pérdida de 20 millones de días de trabajo en los pacientes adultos.
Los pacientes con asma no controlada debidamente, a largo plazo invierten el doble en tratamiento que los pacientes que si controlan la enfermedad con un tratamiento adecuado. Es por esto que el control del asma es de suma importancia ya que un paciente no controlado tiene altos riesgos de hospitalización y visita a urgencias.