(Bloomberg).- Con fuentes de pulpitos a la parrilla, corazón de res asado y vieiras al horno con queso parmesano sobre la mesa, Anna y John Kenneke lamentaban su partida de Lima al día siguiente.
“Prolongaríamos el viaje si pudiéramos ver más, comer más, experimentar más”, dijo Anna, de 29 años, antes de regresar a Portland, Oregón. “Ha sido muy fácil comer bien aquí”, agregó, mientras su marido saboreaba una tostada con carne de cuy (conejillo de Indias) en hebras.
La cocina peruana, que combina alimentos de las regiones costera, montañosa y selvática con las tradiciones de inmigrantes de Europa, Asia y África, se ha convertido en una sensación mundial en los últimos cinco años. Todo esto ha colocado a Lima en el mapa de los turistas, transformando por completo a una ciudad desgarrada por los atentados terroristas en la década de 1990 y considerada una escala no conveniente rumbo a Machu Picchu.
El ceviche -pescado y mariscos crudos marinados en jugo de limón- y el pisco sour tienen gran aceptación en todo el mundo. En Nueva York, San Francisco, Londres y Madrid han aparecido bares de ceviche de chefs famosos como Gastón Acurio.
“Hace quince años, la cocina peruana era desconocida”, dijo Mariano Valderrama, vicepresidente de la asociación gastronómica del país, conocida como Apega. “Ahora está de moda, y Perú se está posicionando en todo el mundo como un destino turístico y gastronómico de primer nivel”.
Esto no sorprende a aquellos que prestaban atención.
Revolución culinaria
“500 años de fusión” de Acurio fue elegido el libro de cocina del año de Gourmand International en 2008. Ferran Adrià, cuyo restaurante El Bulli cerca de Barcelona fue seleccionado como el mejor del mundo un récord de cinco veces, predijo en 2011 que la cocina peruana sería la siguiente “revolución importante de la historia culinaria”.
La llegada de turistas a Lima aumentó un tercio, a 2.2 millones, el año pasado respecto de 2009. El salto de 16% del año pasado fue el más grande de América Latina, según el World Travel Tourism Council, agrupación de este sector industrial con sede en Londres.
He aquí dos razones por las que ocurre esto: los restaurantes Central y Astrid y Gastón, que este año obtuvieron el primero y segundo puestos respectivamente en la lista de los 50 Mejores Restaurantes de América Latina, elaborada por William Reed Business Media Ltd. Seis establecimientos de Lima figuraron entre los primeros veinte.
“En la década de 1980, había muy pocos restaurantes buenos en la ciudad y ahora tenemos cincuenta”, explicó Lucas Montes de Oca, fundador de la Lima Gourmet Company, operador de tours culinarios.
El auge gastronómico ha transformado barrios antes abandonados. Han surgido grupos de restaurantes y bares en zonas que, como el barrio de Barranco, tienen vista sobre el Océano Pacífico mientras que antes el delito alejaba a los visitantes, dijo Montes de Oca.
La cena en Huaca Pucllana ha terminado y el guía turístico de Anna y John los llevará a otro lugar a comer el postre. Ya están pensando en su próxima visita.
“Los precios son sumamente razonables comparados con Buenos Aires o Sao Paulo”, dijo John. “No hay muchos obstáculos para experimentar algo nuevo y diferente”.