(Bloomberg) La policía y los bomberos encontraron en los pequeños drones una nueva y poderosa herramienta, y hoy los usan no menos de 347 agencias en 43 estados.
El uso de drones por agencias de la ley y municipios comenzó hace más de una década, cuando no eran más que una tecnología emergente con usos extremadamente limitados.
Pero eso es historia: el año pasado, más agencias públicas adquirieron drones que en todos los años anteriores juntos, y por lo menos 167 departamentos usaron robots voladores en 2016, según un estudio publicado el 6 de abril por el Centro para el Estudio del Drone de Bard College.
Las agencias de Texas y California marchan a la cabeza entre las adquisiciones para la seguridad pública, con 28 y 23 respectivamente, seguidas por las de Alabama (20), Wisconsin (18), Ohio y Pensilvania (ambas con 13).
En solo siete estados la policía, los sheriffs, las agencias de respuesta a emergencias o los departamentos de bomberos no operan al menos un vehículo aéreo no tripulado, según el informe.
Pero antes de ponerse muy paranoico, recuerde que no solo la policía puede sobrevolar su casa. El mes pasado, la Administración Federal de Aviación estimó que el mercado de consumidores crecerá más del triple para 2021; habrá 3.5 millones de drones en uso, frente a la cifra actual de cerca de 1.1 millones.
Casos de uso
En la mayoría de los casos, las fuerzas de seguridad emplean drones para administrar el tránsito o fotografiar la escena de un crimen, según el estudio. También se los usa para búsquedas y rescates, derramamientos de materiales peligrosos, evacuaciones en masa, la visualización aérea de incendios o el monitoreo de bomberos en situaciones peligrosas.
“Veremos más casos de uso en los próximos años”, predice Dan Gettinger, autor del informe, que también es fundador y codirector del centro de Bard.
Muchos americanos se enteraron que la policía usa vehículos no tripulados en julio, tras un tiroteo en el cual un francotirador atacó a doce policías y mató a cinco en Dallas.
Ante un sospechoso fuertemente armado que se negaba a rendirse, el departamento envió a un robot del escuadrón de explosivos armado con un C4 para detonarlo dentro de un centro de estudios superiores en el centro de la ciudad, y lo mató.
El uso de ese drone como arma —el primer caso conocido en el que un robot de la policía mata a una persona en Estados Unidos— abrió un breve debate público sobre la dimensión ética y la eficacia de la utilización no militar de tecnología para matar.
Las agencias de la ley ya enfrentan un fuerte escepticismo de la opinión pública sobre los drones del Gobierno, dado el enorme potencial de invasión de la privacidad y la pérdida de la responsabilidad que conlleva la presencia física de un oficial.
Varios estados ya promulgaron leyes para proteger a la gente del espionaje con drones, y las fuerzas de seguridad deben obtener órdenes de allanamiento para muchas de sus actividades de vigilancia con drones.
Respecto al uso de drones por las agencias de la ley, Michael Geary, un sargento jubilado de la policía de Nueva York, abogado y profesor asociado de Justicia Penal que escribió mucho sobre el uso de drones por la policía, predijo que los abogados del Gobierno harán una advertencia sencilla: “Nadie quiere ser el caso de prueba que aparezca en la Corte Suprema”.